Y ahí estaba yo, y me refiero aquí, pero en ese aquí sólo estaba mí cuerpo, físico, tangible, pero yo no estaba ahí, me sentía como si hubiese salido por los aires y me hubiese perdido, como si en una idea absurda de mí mente, mi cuerpo y mí alma se hallarán en diferentes caminos, como si involuntariamente los hubiesen separado, sin previó aviso, a sangre fría.
Una mudanza nunca fue tan significativa, pero ahora era lo que más odiaba, ahora sentía lo que realmente era.
A veces te alejas de las personas, de los amigos, de los compañeros de cuerso y te da igual, no lo sientes en el fondo como si fuera para siempre, sabes que de una u otra manera eso volverá con su mejor cara, de nuevo.
Pero; siempre hay peros en mis letras cuando hay algo que realmente me afecta hasta los huesos, que siento como rechinan exclamando y retorciéndosen, con la necesidad de que alguien los escuche.
Ahora es cuando siento ese sentimiento inútil del que tanto me decían que tenía que tener, ese maldito sentido de pertenecia, y ahora me pregunto,
¡¿Para qué rayos sirve?!Nunca hubiera encontrado esa idea estúpida en mí cabeza de amar algo que no me pertenecía, algo que no tenía mi nombre en letra roja.
Porqué la encontré.
Y mí hogar estaba acá, pero yo sentía que una parte de el en realidad se había perdido en el camino.