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Recuerdo la puerta abriéndose lentamente y la señora asomando la cabeza de manera tímida, no digo su nombre por respeto, esa noble señora no merece ser mencionada por un vil criminal como yo.

Entre y comencé a reclamar por las amenazas, me negó todo y eso me hizo enfurecer más, ella pudo ver lo que estaba pensando hacer por mis ojos y comenzó a retroceder, fue cuando le puse un golpe con la mano y ella cayó al suelo, me puse sobre su cuerpo. Tomé con mis dos manos su cabello y comencé a golpear violentamente su cabeza contra el suelo.

El sonido del cráneo duro siendo quebrado lentamente golpe a golpe, la sensación de cómo se deformada su cabeza entre mis manos y el olor de la sangre que salpico por todos lados, son recuerdos que aún me persiguen. Pero lo peor son sus suplicas desesperadas y gritos de dolor, después del tercer golpe esos gritos se transformaron en sonidos guturales hasta que fueron ahogados por completo.

Sentí la adrenalina desaparecer y mi cuerpo comenzó a temblar, el odio se fue y pude ver lo que había hecho, la sangre por todos lados y el cráneo destrozado bajo mí me hicieron sentir terror, irónicamente me asusté por una atrocidad hecha por mí mismo minutos antes.

Me fui lo más rápido posible, pero un hombre corriendo asustado y con la ropa llena de sangre llama mucho la atención, llegué a mi casa y lo único que pude hacer fue llorar y culparme, me daba vergüenza que saqué "valentía" y segundos después fui el más cobarde del mundo, sentía que debía hablar y asumir la culpa correspondiente por mi rimen, pero me dio miedo.

Ahí comenzaron los años de persecución y de remordimientos, con el paso del tiempo, el señor supo que yo había sido el asesino de su esposa, y el culpable indirecto del suicidio de su hija, fueron décadas de seguimiento, cuando sabía que estaban cerca de encontrarme me desaparecía y me iba a ciudades distintas, en las que recaía en las drogas, cuando caía muy bajo regresaba a casa y me limpiaba por unos meses para después mientras me escondía recaer, era el ciclo de la muerte.

Engañe a todo el mundo a mi alrededor, los remordimientos se acrecentaron cuando supe que le hice daño a personas inocentes, y que las consecuencias no las sufriría, era solo un decir, sufrí toda mi vida por mis equivocaciones, el sufrimiento fue algo siempre presente en mis días, lo peor que afecté a las personas que me rodeaban y que en mi intento por protegerlos hice tonterías que terminaron afectándolos más.

Perdí mi corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora