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Si, quería vengarme, pero hasta eso me lo estaba impidiendo, ella sola se estaba evidenciando y destapando sus mentiras. Una tarde mientras pensaba desesperadamente que hacer para hacerla sufrir y calmar mi orgullo, me llego un mensaje de Inés. Me pidió disculpas y quería verme para hablar bien de las cosas; acepte porque creí que en esa plática podría ser grosero y terminar de una vez por todas con mi rencor.

Así fue, pidió perdón llegando al llanto, mis respuestas eran secas y cortantes, esas lagrimas no me conmovieron, lo que a ella le dolía era que sus amigas divulgaron la verdad, y por eso ella no era la víctima como lo había pensado, ahora ella era la juzgada y la mala persona, mi sufrimiento a ella no le importaba. Quería que yo hiciera algo y detuviera esa masacre social de la que estaba siendo víctima. Me reí en su cara y me negué rotundamente, ella se puso bajo la guillotina y por eso ella debía salirse por sí sola.

Después de eso descansé, sentí paz y pensé con tranquilidad, me di cuenta que el odio me estaba nublando la mente y no permitía tener pensamientos prácticos, me dejo de importar. Las ganas de venganza de desvanecieron y me dedique a vivir.

El semestre termino, encontré trabajo y comencé a correr por las tardes después de mis labores, a medias vacaciones otra de sus amigas me mando mensaje, se llama Camila, una hermosa mujer que superaba por mucho a Inés, pero en su momento estaba encaprichado con la delgada, pero de ojos hipnotizantes que se transformó en el más aterrador y cruel de los monstruos.

La plática comenzó a progresar por los días siguientes, se confesó diciéndome que sentía mucho lo que había sufrido y que le alegraba conocer la verdad, su amistad con Inés había terminado, pero antes de eso ella conto la buena persona que yo era y los tratos que le di, esto hizo que en ella naciera un intenso interés por mí y le interesaba salir conmigo.

Pensé que era otro plan de Inés para terminar con las críticas y que esa "relación cercana" con Camila seria la excusa para llevarme con ella a la hoguera. Pero dije que si, por el simple gusto de salir con tan bella mujer y además ella me pagaría todas las que su amiga con la que estaba confabulada me hizo, me querían afectar, pero les regresaría el golpe. A final de cuentas, Camila sería el sacrificio que presentaría a mi orgullo para que deje de doler y se restablezca la confianza y la autoestima en mí.

Sentía paz, pero la herida en el ego seguía abierta y mi corazón inexistente me hacía creer que el sufrimiento de alguien cercana a ella me haría sentir bien. 

Perdí mi corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora