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Al fin, después de unos cuantos meses, me di cuenta de la verdad y abrí los ojos. Un día mientras me comía todas sus palabras de amor y promesas vacías como de costumbre, uno de sus numerosos pretendientes se acercó en una actitud algo violenta, la tomo del brazo y la jalo mientras veía con aparente enojo.

Me confundí mucho y no supe cómo reaccionar, después se paró frente a mí de manera retadora pero su metro sesenta de estatura y cincuenta y dos kilos no me intimido, al contrario, me reí sin control y eso lo hizo enojar aún más, ojos inyectados en sangre y venas saltonas en cuello y frente. Lo empujé con fuerza y lo hice retroceder dos metros, al instante se regresó a la confrontación.

Hice comentarios sarcásticos y burlones refiriéndome al adorable amiguito que trataba de intimidar con su imponente presencia.

No llego a más, desistió y se fue lanzando insultos al aire, Inés asustada, comenzó a tartamudear y dar versiones que se contrapunteaban del motivo del enojo del duendecillo que acababa de hacer una muestra de su carácter, ahí supe que estaba algo mal y me dedique a preguntar, en una pregunta debía de vacilar y por fin sabría qué estaba pasando.

Así fue, después de unas cuantas preguntas su nerviosismo causo que la verdad se dijera, ella misma me la dijo, sin reparos en mi cara grito que ni le gustaba, le causaba hasta asco y que todos esos meses habían sido un engaño para divertirse, durante ese tiempo se había visto con múltiples compañeros del salón y de la universidad en general, después de tener encuentros sexuales con ellos les inventaba que sufría a mi lado, que estaba loco y la tenía amenazada y le daba miedo dejarme, tenía que fingir y aceptar todas mis peticiones sexuales poco comunes.

El chiquitín estaba tratando de defenderla y por eso el enfrentamiento. Todo tomo lógica desde ese momento, me sentí tan idiota y culpable por alejar a Igor, el solo quería evitar mi dolor y que esas mentiras siguieran circulando.

Una de sus amigas me buscoy se disculpó, ella sabía de todo y hasta ayudo en la planificación, pero encierto momento se sintió culpable y dejo a Inés seguir sola, no creyó quellegaría tan lejos, claramente se equivocó. Me quede solo, esa relación mealejo de las pocas personas a las que les demostraba cariño, termine sincorazón y con el alma llena de dolor y rencor.

Perdí mi corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora