Leyend of Fuyao 2

119.

Su mirada se llenó de sorpresa y la observó una vez más. No podía decir que ella fuera una princesa desde cualquier ángulo. Aun así, continuó su mentira con sinceridad. "Estoy enfermo. Mi madre no me quiere. Ella nunca me ha tocado o abrazado y en su lugar me ha puesto al cuidado de los sirvientes".

Ese joven se calmó, y el dolor en sus ojos era evidente. Después de un tiempo, comentó: "Escuché que la hija menor que tiene la emperatriz Xuanji tiene 8 años este año".

Su cabeza comenzó a doler. '¿Por qué es tan difícil engañar a este niño?' pensó, exasperada.

"¿No te dije que no le gusto a mi madre? Mi nombre no está en el libro de ascendencia, me han escondido". Ella suspiró mientras continuaba girando sus mentiras.

Ese joven la miró con diversión, pensando que este niño interesante no se parecía a un niño común. Después de pensarlo un poco, preguntó: "¿Cómo te llamas?"

Ella negó con la cabeza y puso una expresión lamentable. Ese joven la miró con desconfianza. En sus ojos, estaba claramente escrito que 'No creo que no tengas un nombre, no importa cuán poco amado seas'.

Sin otra forma, ella solo podía hacerle un gesto hacia el somier. Estaba un poco indeciso, pero aun así, siguió buscando. Después de un rato, sostuvo un pequeño loto en su mano y se volvió, mirándola, confundido.

Radiante de orgullo, miró hacia arriba y declaró: "Soy la única princesa de la familia Xuanji que nació con una flor de loto". Imitando a las princesas esnobs y orgullosas que había visto en el drama histórico de su vida anterior, con la nariz en alto, anunció: "Los asuntos auspiciosos siempre recaerían sobre aquellos con nobleza en la sangre".

Agarrando el pequeño loto en sus manos, de repente sonrió, una sonrisa tan radiante que la aturdió. Y luego, lo escuchó estar de acuerdo. "Hm, sí, la princesa más noble".

Con una sonrisa, se inclinó y desabrochó la tela que ataba sus piernas juntas y cargó a la 'princesa más noble' y la colocó sobre sus rodillas. No hace falta decir que estaba extremadamente incómoda. Después de todo, en estos últimos dos años, nadie la había cargado en absoluto. Y más aún, tenía el alma de una dama de 22 años, lo que hacía aún más difícil que la trataran como a una niña y la pusieran sobre "las rodillas de un hombre".

El pecho detrás de su espalda estaba realmente cálido. Sus manos eran suaves y tiernas, las manos perfectas para tocar las cuerdas, preparar té y escribir poemas. En esas manos, no pudo evitar relajarse, dejándose envolver por el calor.

Permitió que su diminuta cabeza se apoyara en su hombro mientras se estiraba para agarrar un peine. Con cuidado, meticulosamente desenredó su cabello que no había sido lavado por mucho tiempo. Para un cabello tan enredado como el de ella, sin importar quién intentara peinar su cabello, definitivamente dolería. Y, sin embargo, con sus manos suaves, ella ni siquiera sintió una pizca de dolor.

De alguna manera, la situación era un poco divertida. Mirándolo, probablemente solo tenía unos 10 años. Por lo que podía recordar de su vida anterior, ¿no era esta la era rebelde en la que actuarían como una molestia sin razón aparente y obtendrían alegría al ir en contra de las chicas? Pero este niño pequeño, estaba tranquilo, quieto y gentil como el agua. Se sentó allí cómodamente, inclinando la cabeza mientras trataba de echar un vistazo a su rostro. Ella se giró ligeramente hacia el puente de su nariz recta, así como también hacia su barbilla exquisita y sus mejillas sonrosadas. Ella quería disfrutar de toda su belleza, pero él le dio un suave golpe en la cabeza y se rió entre dientes, "Qué desobediente".

Ella le devolvió la sonrisa. De repente, sintió que esta persona era diferente del resto. Era alguien maduro, alguien que había perdido hace mucho tiempo su ser inocente y enérgico. Probablemente era igual que ella, sus corazones estaban helados. Probablemente eran iguales, ambos con una sonrisa en la cara. Sin embargo, en esa sonrisa se escondía la soledad y la oscuridad, una sonrisa llena de dolor.