Capitulo14

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----Llegará el dia, su Excelencia, en el que querrá mi aprobación.
----¿ De veras?---dijo Anastasia arrastrando las palabras, y por primera vez se sintió, al menos por un momento, una aristócrata inglesa---. Discúlpeme si no me quedo sin aliento.
Les separaba un escalón, de modo que sus estaturas se habían nivelado. Los ojos de Mister Grey se hallaban unos pocos centímetros por encima de los de la joven, y el advirtió la palidez y frialdad de su rostro, y también su fingida indiferencia . Sus manos estuvieron apunto de cogerla para mostrarle con qué rapidez podía hacer que ella lo desease y le diese cualquier clase de aprobación.
Pero ¿qué nueva desconfianza despertaría una acción semejante? Mister Grey prefirió ,pues ,hablar pausadamente, sopesando el significado de cada una de las palabras .
----¿Dónde está vuestra cabellera?-- le preguntó de nuevo.
---- Una buena parte permanece en mi cabeza ---respondió ella, atusandose los mechones , como si estuviera maravillada con su propia transformación---. El resto si lo ha llevado Beth. Era una buena mata de pelo , pero ya no está.
Aquellos cabellos que él había imaginado dispersos sobre su almohada, sujetos entre sus puños, sirviéndole para encadenarla... ahora estaban en la cocina, llenando un cubo de basura.
---- ¿Lo ha hecho Beth?-- preguntó Christian, en un intento de culpabilizar a la sirvienta.
---- Yo misma cogí las tijeras y los corté en toda su longitud-- le informó Anastasia .
Mister Grey hizo una mueca de disgusto ante la imagen que recordaba.
---- También me he puesto horquillas. La pobre Beth ha tenido que ayudarme. Aún deben de temblarle las manos del miedo que tiene de su opinión --dijo Anastasia.
---- Hace bien ---aprobó Mister Grey, que acababa de tensar los dedos.
---- Le dije que no tenía nada que temer. Le informé de que usted tiene muchos defectos , pero entre ellos no se halla el ser Injusto. ¿ O acaso me equivoco, Mister Grey?--- Los profundos ojos azules de Anastasia lo miraban como valorándolo, mientras pronunciaba aquellas palabras .
Por supuesto que no se equivocaba. No sería capaz de despedir a una criada por cumplir con lo que su ama le habia ordenado . Pero tampoco iba a admitirlo con tanta facilidad .
----¿Qué os ha llevado hacer esto?--- preguntó El caballero, con voz gutural.
Anastasia se le aproximó tanto que Mister Grey pudo oler el delicado perfume de flores exóticas de su prometida. Ella estaba tan cerca de él que pudo sentir sus redondeados y pálidos senos, tensos bajo el corpiño.
---- Me parece que ya lo sabe.
Lo sabía. Se había cortado los cabellos porque él le había dicho que los usaría para someterla. Mister Grey se inclinó hacia delante, a punto estuvieron te rozarse con la nariz .
----Lo dejaréis crecer de nuevo --indicó Christian .
----Si me apetece-- replicó Anastasia.
---- Os lo dejaréis crecer . Y de inmediato .
Anastasia sonrío haciendo un risueño mohin de satisfacción con sus labios.
----Se lo prometo, mister Grey, independientemente de lo que haya de hacer o no hacer con usted--dijo con increíble aplomo.
Él no comprendia por qué, pero el asunto no le gustaba.
Era timida, docil, le temia. Cada paso que ella daba le mostraba a él su extrema cautela. ¿ Acaso no comprendia con qué fuerza la mantenia en su poder?
Mirándole a la cara comprendió las razones de su actitud. Sin embargo, cuando sus ojos se encontraban con los de ella, se perdia en ellos. Tenia ojos bonitos, grandes y de un azul intenso, y ornados por unas largas pentañas cuyo alateo era bien visible.
Podria incluso haber mostrado el espiritu que tan en privado mantenia; él queria conocerlo. Queria conocer todo de ella. Mente y cuerpo.
Para su sorpresa, la furiosa interrogación de la mirada de Anastasia cambió. Se suavizó. Cuando Christian la miraba asi, la joven recordaba cuándo había estado apunto de besarla en el callejón . Entre ellos estaba resurgiendo los restos de la pasión de aquella mañana, y volvieron a desearse el uno al otro, en ese preciso instante, con urgencia...
La voz de lady Gertrude los sacó de su insimismamiento.
----¿ Qué opina usted del vestido de Leila, mister Grey?
Él comenzó a juzgarlo, y la supuesta duquesa se irguió de inmediato.
Anastasia se miró las manos que, nerviosas, se esforzaban por alisar la tela alrededor de sus muslos.
También él miraba, incapaz de apartar los ojos de aquella reveladora introspección.
Lady Gertrude intervino de nuevo, y esta vez lo hizo con mayor éxito.
---- Me gusta especialmente el cuello y ese corte tan austero. ¡ Ah , adoro esas pequeñas mangas abullonadas que permiten lucir la delicada blancura de sus brazos!
Christian escuchó a lady Gertrude mientras observaba el vestido. Estaba confeccionado con muselina color crema, como todas las prendas de la duquesa, cruzado sobre el busto y abierto lo bastante para mostrar una enagua de raso granate. Los bajos de las ropas estaban embellecidos por el dibujo de una cenefa griega de color verde. Sus zapatos de raso combinaban con la enagua, y también la cinta que sujetaba los cabellos castaños. En su cintura se balanceaba un abanico de color crema. El efecto era deslumbrante. No era lo que Christian habría elegido, pero gracias a la altura y buena figura de la mujer, resultaba, al fin y al cabo, una buena elección. Sin embargo... sin embargo...
---- Corregidme si me equivoco , pero ese vestido no pertenece a los que había seleccionado para vos ---dijo Christian, inflexible.
---- No , es mío ---respondió Anastasia con voz tan segura que parecía no haber ocurrido nada entre ellos.
---- Me habéis dicho que no habiais traído prendas de vestir apropiadas.
---- Ha sido una sorpresa encontrármelo en el portaequipajes ---respondió ella sin mudar el gesto.
No dijo nada más, y no le importó que él la estuviera mirando con descaro, escudriñandola sin la menor sutileza.
----Es muy bonito---dijo Christian y le pareció que, por un momento ella expresaba alivio en sus facciones. De todos modos, le dio un ultimátum---: Aun así, he de pediros que os lo cambieis. En mi primera aparición pública con mi prometida quiero que os vistáis con algo más a la moda--- le miró el cabello y añadió----: Ya que no se puede mejorar el peinado...--- añadió.
---- Soy la futura Condesa de Magnus. Conozco la moda----le espetó ella, demostrándole la altanería propia de La nobleza.
No obstante, él no estaba dispuesto a tolerarle más desafíos.
----Id a cambiaros--- le ordenó .
----Me temo que no es posible- ---respondió Anastasia al tiempo que se estiraba los guantes de color crema, que le llegaban por encima del codo---- .Es un agravio presentarse en una fiesta después del príncipe de Gales, y ya vamos con retraso.
Christian no sabía si aquello que le decían era cierto. La sociedad inglesa tenía demasiadas reglas y no era capaz de entenderlas todas, como era el caso de esos títulos interminables y de las distintas formas de dirigirse a las personas según el escalafón que ocuparán en la jerarquía social. Conocía perfectamente la vergonzante forma de pedir perdón cada vez que decía algo inconveniente, llamaba alguien por un título equivocado o entraba o salía de un recinto ante o después del momento adecuado. Hasta ahora, los ingleses habían tolerado sus equivocaciones, pero era dudoso que transigieran ante un insulto al Príncipe.
---- Decís eso adrede--- atinó a decir. Por primera vez advirtió el brillo de la cólera en los profundos ojos azules de la mujer.
---- Por supuesto que no. ¿ Pensaba de verdad que iba a aceptar vestirme con las prendas que usted me ha elegido, como si yo fuera una cualquiera que se alquila por un mes?
Lady Gertrude carraspeó y se cubrió la boca. Su expresión habia estado cambiando de manera gradual; ahora le brillaban los ojos.
Christian comenzó a comprender la verdad .
Había perdido.
Había sido una pequeña batalla, irrelevante para sus planes , pero había perdido, y aunque no solía ocurrirle con frecuencia , comprendió que así era.
Había perdido. Había perdido ante aquella reservada , desafiante y testaruda Duquesa.
Muy bien . Lo tendré en cuenta. En el futuro perfeccionaría sus tácticas y no volvería a subestimarla.
---- Su Excelencia , yo nunca habría cometido el error de creer que fuera una cualquiera que se alquila por un mes . Más bien habría dicho que sois un maestro de ajedrez ---contestó Christian.
Ella le concedió una inclinación de cabeza, aceptando su contribución a la distensión de la situación .
Con ayuda del mayordomo, Christian se cubrió con una capa negra y se echó un extremo al hombro. Luego cogió su bastón de madera tallada y lo apoyó en el suelo tras un florero . En ese momento preciso, el auténtico bárbaro americano no podía distinguirse con facilidad del caballero británico.
----Tenéis cuidado, duquesa-- dijo con un tono de voz suave como el terciopelo y gélido como el invierno----. La próxima jugada es mía.

Un Beso TuyoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora