Capitulo 4

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Anastasia observó la oronda tetera china de porcelana decorada con flores azules. Una débil nube de vapor salia de ella. Dos tazas identica, con dus platillos, habian sido colocadas en pequeños tapetes junto a la tetera. La bandeja resultaba refinaba y adecuada. Además, el té se había servido según las reglas.
Leila ni siquiera lo habria tenido en cuenta, mientras que Anastasia encontraba cierto bienestar en el aroma, la tibieza, la rutina.
Sin embargo, ahora, con toda la atención de mister Grey centrado en ella, la tarea de servir el té le resultaba una verdadera condena. La tetera parecia pesar demasiado. Cuando la levantó la taza repiqueteó en el platillo . Con la tetera inclinada, trató de acertar en ella mientras la aproximaba al plato con su taza.
----Me gusta que una duquesa se ocupe de mi---dijo mister Grey con voz equivocamente agradable, y le sonrió.
Anastasia no pudo evitar que le temblasen las manos. El liquido caliente se derramó sobre sus dedos, y la taza cayó sobre la mesa, haciendose añicos antes de que la joven pudiera impedirlo. Una esquirla le hirió la mano y Anastasia la apartó bruscamente hacia atrás y cerró el puño.
----¿ Os habéis hecho daño? ¿ Os habiéis quemado?
Era un abrir y cerrar de ojos, el hombre se habia arrodillado a su lado.
----No, no , estoy bien--dijo ella. Pero no lo estaba. Estaba molesta. Conservaba los graciosos movimientos de una dama porque tenia motivos, nada más. Odiaba ser el centro de atención . Sin embargo, ahora sus nervios la habian traicionado---. Por favor, mister Grey, levántese.
Dada la extrema amabilidad de él, no habria debido hablarle asi. Mister Grey, aproximando la mano de ella hacia la luz, detectó un ligero corte que atravesaba la base del menique, surcado por una gota de sangre escarlata.
----Os habéis cortado--dijo.
----Sólo un poco---repuso Anastasia y, una vez más, trató de tirar la mano----. Disculpe mi torpeza. He roto su bonita taza.
----Al diablo con la taza.
El caballero presionó ligeramente el meñique a la altura del corte, y la jovrn hizo un gesto de dolor.
----Habéis tenido suerte. No es nada--dijo y, llevando la mano de ella a su boca, chupó suavemente la pequeña herida.
Anastasia, conmovida, lo miró. La
Cabeza de mister Grey se inclinaba hacia su mano, y sus bien cincelados rasgos se mostraban serios y aplicados. Su boca era cálida, humeda , y la succión hacia que ella se sintiera...como nunca. Más animal que humana; el dolor y la intimidad mezclados...Nunca, nunca habia sentido la boca de un hombre rozándole siquiera cualquier parte de su cuerpo, ni de ningún modo. ¿ Cómo, tras tan poco tiempo y con todos los pertrechos de la cultura a su alrededor, habia dado semejante paso en el salón de mister Grey?
Él alzó la cabeza y vio que Anastasia lo miraba.
---¿ Qué?--respondió----.¿ Acaso estáis escandalizada?
¿ De verdad no lo advertia? ¿ Pretendia que se lo explicase?
No . No podria hacerlo. Entonces cometió su última falta:
----¡Diablos ! --exclamó.
----¿ Qué habéis dicho?--Mister Grey entrecerró sus gélidos ojos Grises.
-----Usted ha dicho diablos. Ha dicho, exactamente, ¡ al diablo con la taza! Ha hablado como un americano. Como un ignorante. Aqui, en Inglaterra, no se blasfema en presencia de una dama---dijo Anastasia.
Mister Grey rió. No era una risa agradable. Era más un resoplido o una especie de tos involuntaria. Sin embargo, era genuina y, de hecho, habia logrado que los ojos del hombre se volvieran más cálidos.
----Os enseñaré alguna blasfemia---dijo.
----¡ No, no lo hará!--Anastasia no sabia si estaba respondiendo a sus palabras o a sus actos---. Si continúa alterado en sociedad, se encontrará con que no querrán recibirle en las mejores casas.
----En eso os equivocáis---dijo él al tiempo que le envolvia el dedo con un impecable pañuelo blanco que se habia sacado del bolsillo---. Mientras vaya bien vestido, sea rico y esté casado con la duquesa de Magnus, sere bienvenido alli adonde vaya. Es más, seré solicitado. De hecho, soy lo que se dice un original.
----oh...no.
----Parecéis a punto de desfallecer. ¿ Acaso no es vuestro deseo que yo sea aceptado?
Naturalmente, no lo era. Anastasia creia que la anfitriona inglesa fueran incapaces de ver la bestia que acechaba detrás de aquellas hermosas facciones. Sin embargo, no admitiria esas consideraciones de mal gusto.
----No se trata de eso--dijo la joven mirándolo a los ojos----. Se trata de que cuando las mejores damas se encargan de que alguien sea su nuevo << original>>, no tardan en deshacerse de él lo antes posible.
----En estos momentos sostengo en mi mano una garantia de que no será asi---- Y , dicho esto, mister Grey levantó la mano de Anastasia y posó los labios sobre la yemas de sus dedos.
Aquello fue terrible para la joven. Terrible el hecho de que flitease con ella, y terrible que ella estuviera prestando atención a sus cumplidos.
----Preferiria que no me...cortejase. Me siento muy incómoda.
Sin hacer caso de sus palabras , mister Grey permaneció de rodillas a su lado. Tras un momento ,le habló con voz suave ,lleno de curiosidad.
----No sois la que yo esperaba--dijo.
----No---Anastasia suspiró---. Creo que no lo soy.
El tiempo pareció detenerse, o al menos pasar más lentamente. Él la observaba con interés, como si se tratara de un ave canora a la que acabara de encerrar para siempre en una jaula.
No era la duquesa, sino sólo una pariente pobre que vivia a la sombra de su poderosa prima y que se sentia feliz en esas circunstancias.
----Una criada se está ocupando de vuestro equipaje.---Incluso palabras tan prosaicas como aquéllas, mister Grey las dijo en tono seductor.
Tardaron un instante en surtir efecto. Luego, desesperada por alejarse de él, Anastasia retrocedió sin siquiera levantarse del asiento.
----¿ Aqui? ¿ En su casa?--exclamó.
Él retenia su mano y, por ese solo hecho, parecia atraerla hacia si.
Era obvio que aquel hombre se equivocaba. Ella nunca cederia contra su voluntad ante alguien semejante.
---- Por supuesto, en mi casa---dijo mister Grey, no sin cierto dejo de sorpresa.
----¿ Por qué?--quiso saber Anastasia.
¿ Por qué?, se dijo. Santo Dios...¿ Qué esperaba de ella? O, para ser más exacta, ¿ qué esperaba hacer con ella?
----¿ Dónde querés estar, si no?---objetó él.
---- Tengo .. una casa en la ciudad, en Chesterfield Street.
----Creo que no me habéis entendido... Ahora que estáis aqui, no podéis iros.----Y, acercándose más a ella, le susurró----: Mi futura esposa se queda en mi casa, conmigo.

Un Beso TuyoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora