-Todo Cuesta-

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Cocinando Al Amor
Capítulo

-Los rubios al acomodar la pequeña despensa que se encontraba en el pequeño recibidor, procedieron a ponerse de acuerdo, como se organizarían con los gastos, no sabían el costo de ciertos servicios así qué decidieron ahorrar y comprar lo más elemental, no sabían cuánto tiempo les llevaría estar ahí, era cierto eran grandes chefs, y tenían qué adecuarse a lo qué hubiera para alimentarse correctamente y no morir en el intento.

También decidieron qué ambos irían a la Centro comercial, a conversar con cada dueño de las naves de aquella Central de Abastos, a partir del otro día. Y bajaron a pedirle al conserje les prestaran un despertador.

El escritor les otorgó uno qué tenía y que no ocupaba, les dijó, qué los acompañaría a la mañana siguiente a primera hora, pues tenía qué hacer algunos pendientes, también les avisaba qué el agua llegaba dos veces a la semana y era en la noche cuándo se distribuía correctamente.

En la noche  ambos se pusieron de acuerdo para usar la cama y dividieron su lado a través de una cortina.

-En la madrugada, el viejo despertador qué estaba en la recámara sonaba a las cinco de la mañana, Albert se despertó  al instante y se dío una ducha, y procedió a hacer un desayuno mientras esperaba que Candy se despertara cosa que no fue así  ya que ka rubia yacía en aquella cama cuál bella durmiente, rápidamente dieron las seis de la mañana y el conserje tocó la puerta, y Albert abrió y se fue con él.

Paulho Coelho, lo miró quiso interrogarlo pero no dijo nada, y ambos partieron a la central de abastos de la ciudad, en el camino adquirió una libreta y una pluma, e hizo varias anotaciones y preguntaba a los trabajadores del lugar, ciertas cuestiones, mientras tanto en otro lugar  la rubia seguía dormida.

Pasaba ya más de medio día, cuándo involuntariamente la rubia despertó por el sonido de su estómago qué reclamaba alimentos, y salió de aquella habitación todavía somnolienta buscando a Albert, pero no encontró a nadie, y corrió a la habitación y miró el reloj despertador, era la una de la tarde, cómo se le ocurría a ese gran hijo de mil padres, no despertarla y dejarla ahí, rápidamente tomó un baño, e hizo algo ligero de comer, pasaron las horas y  de Albert no sabía nada, no encontraba el dinero, ella pensó lo peor y bajó a buscar al conserje, qué se encontraba haciendo una reparación, al verla sonrió y le dijó:  qué el rubio en cuánto llegaron a la Central de abastos, se habían despedido.

Mientras tanto Albert tuvo una mañana agitada, hablaba con algunos dueños de las naves qué se negaban a tener una conversación con él.

Uno de ellos le dijo: -Oiga Gringo, ¿Usted qué se piensa?, ¿qué nada más llega y por su bonita cara, ya lo vamos a escuchar y atender?, usted rompió nuestra confianza y para ganárselo de nuevo tiene que ser igual a nosotros. Y le aventó un overol y le dijo ayude a descargar la mercancía de aquel camión qué acaba de llegar de la Guajira Colombiana.

-Albert al principio, dudo, pero no se amilanó y fue directo a aquel camión y ayudó a los trabajadores a bajar ka carga, al terminar de bajar la mercancía, le dieron una bolsa de frutas, verduras y legumbres cómo pago diciéndole qué lo esperaban el día de mañana igual de temprano, ya qué debían cargar un camión qué se iba directo a Buenos Aires Argentina.

Cuándo  quiso acordar ya eran las tres de la tarde, cuando llegó a aquel departamento de Magnolia cargado de frutas verduras y legumbres estaba cansado, fastidiado, sus piernas temblaban debido al esfuerzo físico,  entró  dejó todo en la mesa, ese día decidió  no hablar con Candy, estaba molestó por su falta de compromiso, la rubia al verlo, se asusto pero no dijo nada, sabía qué había metido la pata hasta el fondo.

Candy, solo preparo el baño de él y tomó las ropas sucias y procedió a lavarlas, era lo menos qué podia hacer por él. Al ver lo qué había traído se dispuso hacerle algo sustancioso para cenar.

El agradeció el gestó cenaron ambos y él se fue a dormir, Candy cuándo Albert se hubo retirado a la recámara, miro la libreta que estaba en la repisa, y curiosa cómo era, la abrió descubrió qué Albert, había conseguido la dirección y teléfono de varios productores de alimentos y bebidas.

Continuará

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