La persecución fue frenética. Las chicas corrieron con todas sus fuerzas, activando sus instintos de supervivencia. Lo tenían claro, tenían que ganar altura como fuera posible, así que escalaron un grueso árbol de roble con la mayor rapidez posible. Alex subió rápido, pero Susan gritó como nunca antes había gritado. Una de las bestias mutantes apretó sus afiladas fauces en el tobillo de la joven, haciendo que ésta automáticamente le propinara una certera patada, apartando al can de ella. Alex la subió con su mano hasta la copa de los árboles y vio como su amada sangraba de su tobillo izquierdo. Rápidamente ignoró el hecho de que los canes intentaban saltar y podía ver como sus fauces estaban a unos dos metros del alcance entre las chicas para auxiliar a Susan.
Las bestias aullaban con un hambre voraz. Le retiró rápidamente el pedazo de tela del pantalón de cuero con su cuchillo para poder ver como una horrible marca de cientos de dientes habían hecho sangrar por puntos a Susan. Su sangre brotaba con fuerza y su dolor era indescriptible. Sentía como una aguda punzada constante compromía su tobillo y ardían sus articulaciones. Alex sacó de su mochila unos retazos de tela y presionó para hacer un pequeño torniquete. Su vida corría un gran peligro, pues podría rápidamente ser infectada, y ambas lo sabían, pero no tenían ningún agente antiséptico. Ahora solo dependía de la suerte, y en mayor parte, de Alex.Al cabo de un rato, que más bien parecieron horas, los terribles alfas mutantes se ocultaron entre aquel sendero, desistiendo del primer asalto. Ambas estaban muy agotadas, en especial Susan, quien estaba al borde del agotamiento extremo por el dolor de su tobillo. Estaban sedientas y hambrientas, y Alex sacó su cantimplora para dar de beber a Susan, con un cuidado muy impoluto. Levantó suavemente su cabeza mientras arrastraba su cuerpo y la amarraba a unas gruesas ramas. La puso recostada, su espalda contra el tronco del árbol, y le dió de comer un poco de pan. Luego, se sentó frente a ella, y bebió y comió el remanente. Sacó la cantimplora de Susan y retiró momentáneamente el torniquete para limpiar sus heridas con un poco de agua. El fresco tacto del agua hizo jadear y gemir suavemente a la joven, que se aliviaba un poco al sentir su herida mucho más limpia. La chica, que estaba dolorida, miró a Alex con ternura y preocupación al mismo tiempo. Alex volvió a poner el torniquete y arrancó una rama más pequeña, y a modo de palo auxiliar, se lo colocó con otro retazo de tela para que pudiera andar mejor.
-Alex, gracias por no dejarme atrás.-Dijo, antes de desmayarse.
Al abrir sus ojos se encontraba en una sala iluminada por un foco blanco en el techo. Sus ojos se estaban retorciendo por el exceso de iluminación que estaban experimentando sus retinas. Rápidamente escuchó una conversación a su derecha. Al girarse, contempló un rostro muy familiar, hablando con una joven de cabello más corto que ella. Estaban anotando observaciones sobre Susan.
-Es interesante como su tejido se regenera con enorme facilidad. Sus células son de lo más sorprendente. Este sigue siendo el sujeto más impresionante del programa.-dijo la mayor, con un tono de curiosidad maliciosa.
-Lo es. Sus capacidades siguen siendo sorprendentes. Le hemos hecho un corte de arriba a abajo mientras dormía y su piel se ha regenerado en un periodo de unas cuatro horas. ¡Eso es impresionante a nivel celular!-Exclamó con entusiasmo su ayudante.
-Nos observa, pero es incapaz de hablar. El suero de la incapacitación es tan fuerte que le impide una tarea tan simple como el habla, pero no algo tan complejo como el uso y la percepción de sus sentidos. Al finalizar esta fase de observación quiero que se le borren todos sus recuerdos.
Su ayudante asintió, y Susan se retorcía, pero estaba atada con cordones de cuero a su camilla, repleta de catéteres donde fluían líquidos de distintos colores y características.
Las científicas se alarmaron y apretaron un botón, liberando un potente suero anestésico que rápidamente terminó sumiendo a la joven en una oscuridad total.Al despertar, sobresaltada, vio el rostro de Alex, gritando y llorando desesperadamente entre movimientos bruscos de su frágil cuerpo en intentos fallidos por intentar liberarla de su inconsciencia. Pero, cuando la vio de vuelta en si misma, estaba tan perdida en una nada que parecía aterrarle más que aquella situación. Estaba anocheciendo, y habían pasado horas desde su desmayo. Susan se quedó enmudecida al ser consciente de la realidad. La habían usado para experimentar, y ella era un sujeto muy especial.
-Alex, retírame el torniquete.-le pidió.
-¿Estás loca? Se te podría infectar, Su. No quiero que te pase nada, ¿entiendes?-le respondió con fiereza, mirándole con ojos llorosos fijamente a unos ojos claros y vacíos por la verdad.
-Confía en mí. Por favor.
Alex no medió palabra, pero hizo al cabo de unos instantes lo que le pidió. Lentamente desenvolvió las prendas de tela para finalmente descubrir que no había rastro de aquella herida de hacía unas pocas horas. Alex no podía creer lo que veía y miró a Susan, desconcertada, esperando alguna posible explicación.
-Experimentaban conmigo.-dejó liberar un suspiro.- A veces tengo pequeños lapsos de recuerdos donde aparezco en una sala de experimentación, y puedo ver a dos mujeres observándome. Les oí decir esta vez que mis capacidades de regeneración son sorprendentes.
Alex sabía lo que aquello significaba. Sabía que su idéntica le había indicado que todo aquello parecía fruto de una conspiración. Una realidad aterradora le abrió paso a sus ojos, y empezó a pensar que tal vez hubieran hecho lo mismo con ella, y deseaba poder recordar algo acerca de ello, pero su mente parecía solemne ante sus constantes peticiones de recuerdos.
-Entonces, Su. Tú eres fruto de un...-no logró terminar la palabra antes de que Susan le respondiera.
-Experimento. Me usaron como un proyecto de investigación. Dijeron algo como que yo era el sujeto más impresionante del programa.
-¿Crees que todas fuimos parte de ese experimento?
-Sin ninguna duda. Creo que nos usaron a todas para fabricarnos a su antojo. Luego, querían borrar mis recuerdos, pero de alguna manera soy capaz de recordar esto.
Alpha-01 observó con detenimiento la cámara de progenie, y pensó en la vez en la que pudo observar a Susan. En aquel entonces ella era una aprendiz. La desaparición de Susan y su baja en el programa del proyecto alarmó lo que ya sabía y nunca se atrevió a decir a Alpha-00. Ninguna dosis sería lo suficientemente potente para bloquear permanentemente los recuerdos de Susan, ya que la actividad neuronal de Susan era totalmente impresionante. Con el tiempo, todos sus recuerdos volverían a la memoria de la joven. La nueva generación venidera tendría la genética de Susan. Estaba alarmada de este detalle, e incluso temía porque su tapadera fuera descubierta. Pero no le quedaba otra opción que seguir para adelante con el proyecto. A fin de cuentas, no quería cuestionar nada a la nueva autoridad de Génesis.
Nuevas normas fueron implantadas rápidamente en el nuevo sistema político del control autoritarista de la temida Alpha-00. Dio una orden de busca y captura de los exiliados Beta-02 y Beta-28. Aumentó las horas de trabajo efectivo a 18 horas al día para el sector de los Proveedores. Rápidamente las quejas fueron acalladas y silenciadas por asesinatos de amotinadores por parte de la autoridades, y el terror fue rápidamente sembrado en aquella sociedad. Entre los planes de gobierno, pronto se decretaría la orden PURGA. Un protocolo de eliminación de la generación Z para implantar la nueva generación venidera dentro del manipulado orden social. Todo era un plan perfecto y maquiavélico de una auténtica déspota, quien creía firmemente en el fin fanático del proyecto Génesis.
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Proyecto Génesis
Science FictionAlpha-23, una chica esbelta, rubia, y de ojos azules, está a punto de completar su instrucción en el programa de entrenamiento del proyecto ORIGEN. Ella es completamente idéntica a las demás, y sin embargo siente que las cosas están a punto de cambi...