Proyecto Génesis

XVIII

En Génesis, las cosas fueron de mal en peor. El gobierno autoritario de Alpha-00 fue cruel. Los sectores más afectados intentaron tramar una conspiración para asaltar el consejo, pero fueron rápidamente silenciados por parte de los guardias del gobierno. Las muertes se produjeron en las calles del sector de los Proveedores. Cansados de tener que trabajar tantas horas al día, intentaron sublevarse, pero no pudieron ante la sangrienta respuesta del gobierno déspota. Mientras tanto, Alpha-01 continuó revisando a su equipo de genetistas Tech, y miró con un poco de miedo a la nueva generación de súper soldados, que aún eran fetos. Unos ingenieros empezaron a trabajar en un traje de batalla biomecánico. Aquellos trajes estaban recubiertos de láminas de titanio, con engranajes y sistemas hidráulicos. La circuitería de sus cascos, que recubrían todo el cráneo, permitía acceder a un programa de ayuda para poder disparar mejor. Ya no sentía que su labor fuera encomiable, y empezó a sentir temor de los verdaderos fines de los creadores de Génesis. Los Tech, y en consecuencia, el consejo y Alpha-00, conocía el paradero de Babel, quienes habían conseguido rastrear con drones a un explorador de ruinas babeliano que iba de regreso a la ciudad. La guerra ya había sido declarada, y los programas de crianza y educación habían sido modificados para la contienda. Solo sabía de una persona que se había ganado su confianza desde hacía tiempo. Cuando era mucho más joven. Beta-02, de los Guardianes.

Se dirigió a la torre de telecomunicaciones, y allí noqueó a su operador por sorpresa. Comenzó a rastrear señales de radio, y pudo conseguir conexión con una terminal de Babel. Intentó hacer comunicación con la máquina local. Envió un mensaje urgente a cualquier autoridad que pudiera leer aquel mensaje.

Atención, Génesis se prepara para un ataque a gran escala con un ejército de súper soldados. El régimen criminal de la ciudad tiene controlada a la población. Tenéis que liberarnos de esta prisión.

Mientras tanto, en aquel momento fue Verónica quien aceptó el mensaje. Rápidamente decretó un concilio secreto para determinar una decisión de gobierno. Ya estaba claro que la guerra era latente, pero ahora, ya estaba más que declarada. En aquella mañana los babelianos se levantaron temprano y fueron a la plaza de reuniones. Verónica alzó las manos y rápidamente la muchedumbre, angustiosa y desconcertada, guardó silencio.

-Hijos de Babel. No son buenas las noticias, y los vientos nos traen los tambores de la guerra. Hemos recibido un mensaje de los propios ciudadanos de Génesis pidiendo auxilio por el régimen déspota y criminal de los seguidores acérrimos del proyecto Génesis. Los están masacrando, y pronto nos van a masacrar a nosotros también si no nos levantamos en armas. Un gran ejército de súper soldados está a punto de ser creados con fines destructivos. No podemos permitirnos caer. Somos lo que queda de una resistencia. ¡Nosotros somos la libertad!-Exclamó con un tono autoritario, alzando sus puños hacia el cielo. La muchedumbre se sintió envuelta en la ahora verdadera revolución. El escuadrón Delta estaba al tanto de todo, y fue John quien supo realmente quien había mandado aquel mensaje.

-Todo hijo mayor de 18 años deberá luchar por la ciudad. No tendremos mucho tiempo para instrucciones avanzadas, pero tendremos que trabajar mucho más duro para prepararnos. Porque vendrán. Y para cuando vengan se arrepentirán y saldrán cagando hostias de aquí. ¿Quién está conmigo?

Y la gran muchedumbre aclamó su nombre. Verónica tenía un gran don para la política, y la gente le amaba. Ella sentía la sensación de autoridad en sus carnes, y se sentía realizada por ver como el pueblo apoyaba una causa noble y justa.

-Pero los ciudadanos de Génesis también sufren.-continuó.

...pronto se decretará la orden PURGA. Matarán a todos los ciudadanos de la anterior generación para ser sustituidos por la generación siguiente. Nosotros no tenemos por qué morir de esta manera. Siempre han decidido por nosotros, y es ahora cuando os pido que nos liberéis.

-Los ciudadanos pronto serán masacrados para ser sustituidos por la siguiente generación. Si pudiéramos liberarles, estoy segura de que podríamos tener una oportunidad para ganar esta guerra. Un equipo comandado por el escuadrón Delta deberá infiltrarse en Génesis, para así poder realizar una misión de éxodo masivo.

El escuadrón escuchó estas últimas palabras y se miraron entre ellos. La muchedumbre se apartó para que todos pudieran verles.

-Vosotros comandaréis la operación, pues sabéis dónde está Génesis, y cómo poder entrar.-señaló Verónica.

-Pero la entrada está altamente fortificada por unidades biomecánicas, Verónica.-respondió John.

-¿Quién dice que tengamos que ir a tocar a la puerta de casa?-respondió Susan.

Verónica sonrió ante su respuesta.

-Susan tiene buenas ideas. Debemos encontrar un acceso lateral, donde podamos infiltrarnos por una puerta trasera.-sugirió Verónica.

El plan ya estaba cocinándose en Génesis, y mientras tanto, Alpha-01 ya había borrado todo rastro de su traición. Se dirigió hacia su equipo de genetistas, y en secreto manipuló una secuencia del ADN para que sus voluntades no fueran totalmente doblegadas. Además, incrementó el periodo de gestación en un veinticinco por ciento, para dar tiempo a la revolución a que se preparara. Cuando el toque de queda se reactivó en aquel día, se escabulló a los archivos. Allí, volvió a echar una ojeada a los diferentes archivos. Proyectos de ingeniería, modelos de educación, planes de crianza y selección de caracteres, y llegó a lo que ella quería. Cuadernos de bitácora. Quería indagar más en el pasado para poder adelantarse a los acontecimientos. Ojeó unas cintas magnéticas, y encendió la terminal para introducir el disco que abriría el programa con la base de datos de lo que ella quería saber. Tan pronto como pudo, una enorme pantalla mostró un enorme archivo de texto con diferentes informes y registros temporales. Ojeó uno en concreto.