Un pequeño trato [kiribaku]

~Capítulo 14~

hora de hablar

El ruido a su alrededor se intensificaba cada vez, sus madres y socios discutían la perdida de mercancía en lo que llevaban de la semana, al pelirrojo le zumbaban los oídos por tantos gritos.

- Cinco asaltos Kirishima, en menos de dos semanas, ¡¿cómo piensan resolverlo?! – gritó una mujer.

- Lo estamos resolviendo, tengan paciencia- respondió Azumi, calmada.

- Quizá si no fueran mujeres seria más rápido- sentenció un hombre de cabello castaño en el fondo.

Todos callaron al escuchar. Eso desato el infierno, su madre, Kyoko, se irguió en su asiento con una postura intímate, que puso de nervios a toda la habitación, incluyéndolo a él.

- ¿Qué has dicho?

- Lo que oíste, niña.

Todos guardaron silencio y con paso sepulcral la mujer se acercó al castaño, miraban con atención cuando su madre cogió al hombre de la mejilla como si de un bebé se tratara con sus ojos llenos de enojo y ternura.

Suspiro, el imbécil trato de disimular su inquietud y aquello hizo sonreír a Kyoko.

La sonrisa desapareció y como su mujer e hijo imaginaban le rompió el cuello sin esfuerzo dada de terminar la reunión.

Camino a su casa, acompañado de sus colegas, Denki, Jirou y Sero, hablaban de lo ocurrido en la reunión, mientras que al pelirrojo le entró un mensaje.

- Alguien ha infiltrado información es obvio, y creo saber quién tiene la culpa- el pelinegro lo miraba directamente a él.

- ¿Yo?

- ¿Quién más ha estado hablando con el enemigo?

Katsuki y él no se habían visto dos días después de haber tenido sexo. Sus amigos eran conscientes de la situación, o eso parecía, realmente no había hablado con ellos.

Pensándolo bien, tenía sentido, no sabría exactamente en qué manera, pero lo tenía.

Quizá solté información.