~Capítulo 4~

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¿Nervioso?

La mapache, como Katsuki la llamaba, se dirigía a él con paso calmado y una cara que gritaba pánico y diversión al mismo tiempo. Él estaba sentado en la barra de bebidas con su vaso a medio beber cuando esta arribó.

-no está interesado en mí- declaró tomando asiento a su lado.

- todos en esta fiesta están interesados en ti. - desde que habían entrado, el rubio percibió como la mayoría contemplaban a la rosada, era preciosa, cualquiera estaría interesado en ella.

-él no, créeme- aseguró y una pícara sonrisa se adueñó de su rostro- pero... está interesado en ti.

Katsuki que, tranquilamente había tomado un sorbo, escupió el líquido de sus labios explorando con sus ojos el salón hasta dar con el pelirrojo. - ¡¿qué fue lo que dijiste?!

-que tu nombre es Katsuki Yaoyorozu, no soy estúpida- el rubio volvió a mirar en dirección del Kirishima, pero este había desaparecido. - mira, lo puedes hacer es...

-Hola- el par se volvieron hacia la voz. Y por más que se intentó contener no pudo evitar escudriñar al hombre con la mirada, debía admitir que estaba bien vestido, muy bien vestido, y cargaba un porte de respeto. - sírvame un vino del 92- dijo al barman- y también uno a mi amigo- regalándole una radiante sonrisa al cenizo

- odio el vino- "y al que me lo ofrece igual", pensó.

Mina se deslizó de su asiento en silencio, sin embargo, sin siquiera mírala el ojirubí la sujeto- ¿adónde crees que vas? - se encogió de hombros como respuesta

- ¿te da vergüenza quedarte solo conmigo?

- ¡A ti nadie te hablo, pelos de incendio! ¡No te metas! - se levantó para quedar a la altura del pelirrojo, era ligeramente más algo que él, pero solo era por su estúpido cabello. - ¡¿en serio crees que me causas alguna clase de emoción?!

- entonces acéptame un trago, yo únicamente soy amable. Es que me pareces lindo- dijo aun con una sonrisa. "Demonios", pensó, "tendré que lavarme la legua con cloro".

Katsuki echó un vistazo a su amiga, pero esta ya se había fugado. El pelirrojo parecía un idiota, sacarle información no sería nada difícil.

- Un whisky – y el barman trabajo de inmediato

Esperaron por las bebidas. Bakugo no bajó la guardia en ningún momento, visualizaba al empleado con sumo cuidado de que no vertiera nada extraño a su bebida.

Un silencio lleno de tensión se instaló en el centro de los jóvenes, era tan denso que podía cortarse con una tijera para niños. Cuando sus respectivos tragos llegaron, ambos varones aguardaron, no sabían exactamente a qué, pero lo hicieron.

Se quedaron sin mover un solo dedo por un par de minutos, hasta que, de nuevo, el pelirrojo rompió el hielo- ¿eres comerciante, traficante o vienes de acompañamiento?

Hablar con este sujeto realmente era un martirio para Katsuki, era alegre, y sobre todo su enemigo. ¿Cómo es que no lo estaba torturando justo ahora? ¿Quizá con asido, fuego, golpes? Ya que no podía hacer nada de eso al menos debía aprovecharse de él como le fuera posible.

-no es tu maldita incumbencia- ok, quizá esto no era lo que quería contestar, pero por lo menos le respondió.

-yo soy comerciante de armas blancas, mi nombre es Eijiro.

Su estúpida sonrisa de niño bueno comenzaba a sacar a Katsuki de sus cabales. Parecía que al sonreír la zona en la que estaba era iluminada con fervor, aunque hubiera luz en ella. Y eso solo lo irritaba más.

Un pequeño trato   [kiribaku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora