~Capítulo 19~

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sorpresa 

El cenizo estaba postrado en su cama a un lado de Eijiro, que dormía profundamente entre las sabanas que compartían. Sus cabellos rojos se esparcían por toda la almohada como una cascada de sangre que resaltaba a la vista, justo así como se encontraba: despeinado, a Katsuki le parecía atractivo ya que si entrelazaba sus dedos en el cabello sentía la sedosidad de este. Sin embargo, Bakugo procuraba no tocarlo en lo absoluto, las únicas veces, en la última semana, que se había animado a regalar una caricia era cuando el pelirrojo se encontraba dormido. No llegaba más lejos que un roce entre sus manos o un toque en la mejilla, pero para el cenizo era suficiente, podía ver a Kirishima por horas y no se aburriría de él.

Aquellos pensamientos en los que Katsuki se permitía viajar a una realidad en la que, quizá, solo quizá, le gustara Eijiro, eran los que lo perturbaban, pues estos no eran apropósito. En numerosas ocasiones, pensar en ello lo ponía de mal humor, puesto que su mente jugaba en su contra y repetía la sonrisa del pelirrojo una y otra vez. Por más que odiase admitirlo, talvez, la mapache no se equivoca al decir que Kirishima era de su agrado.

Ahora que pensaba en ello, notó que no lo había besado en mucho tiempo, no era su prioridad, ni algo que le importase, solo era una observación.

"sí, claro" le dijo su mente llena de sarcasmo.

"oh. Cállate"

Al día siguiente saldría temprano con su equipo para encargarse de Hawks y no le había comentado nada al ojirubí, lo pensó mucho y no le hubiese molestarlo decirle, por otro lado aun no sabía que tanto debía confiar en él.

Poco a poco y sin percatarse de ello, el cenizo se acercó al joven hasta estar a pocos milímetros de su rostro, tan cerca que sus narices se rozaban y sus respiraciones se fusionaban en una. Al darse cuenta de ello quiso alejarse, pensó en retroceder, sin embargo, no lo hizo, como si su cuerpo fuese un imán que era atraído a Eijiro, su cansancio era leve pero suficiente para ser usado de excusa al continuar su objetivo.

Sus labios acariciaron con dulcera los del chico, generando una descarga en todo su cuerpo.

Definitivamente besar a Mina no era nada como besar al pelirrojo.

El beso, si es que se podía llamar así, había durado dos segundos, sin embargo, Bakugo permaneció con los ojos cerrados un poco más, disfrutando la cercanía de su acompañante, inhalando su aroma adormilado y la calidez de su piel. Le hubiera gustado que estuviera despierto para ver su sonrisa o solo para que pudiese besarlo correctamente. Que él fuera besado mientras que su rosto era sostenido, que sus bocas danzaran sincronizadas o pelaran con ellas como solían hacerlo...

¿en qué mierda estoy pensado?

- ¿Katsuki?

Abrió los ojos de golpe encontrándose con un Eijiro despierto mirándolo con sus estúpido ojos de venado a medio morir. El cenizo de irguió de inmediato y con los nervios a flor de piel, sentía su cara arder, por suerte la poca iluminación lo disimulaba.

- ¡¿Has estado despierto todo este tiempo?! - preguntó alterado.

- Yo...

- ¿Qué? - apenas iba contestar, Bakugo ya se había desesperado.

- Es que...- el silencio del pelirrojo lo consternaba, ¿había fingido estar dormido? debía pensar que era patético- estoy en la orilla de la cama.

¿Qué?

- Me voy a caer- continuo con voz suave, aguardando la respuesta del rubio.

¿la orilla? ¿de la cama? ¿caerse? Éste tardó en reaccionar a las palabras del joven, al hacerlo se puso a la defensiva.

Un pequeño trato   [kiribaku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora