Epílogo

1K 170 60
                                    

di que sí

Habían estado en una reunión por casi tres horas completas en las cuales, cabe decir Eijiro no puso ni una pizca de atención. Una vez habían concluido, Mitsuki lo retuvo antes de poder correr.

- Alto ahí, mocoso.

- No soy un mocoso, tengo veinticinco. - repeló. Aunque estaba acostumbrado a que la madre de Katsuki le diera sobrenombres de ese tipo.

- Felicidades- respondió sarcástica- aun debes firmar los papeles de convenio.

El pelirrojo protestó y su madre rio al fondo de la habitación con dichos papeles en la mano. Ni siquiera lo leyó, sabía que decían de principio a final luego de que Azumi y Masaru lo hicieran leerlo un millón de veces para que no diera por alto nada.

Luego que su madre le diera el título de propietario a toda su mafia, estuvo detrás de él junto con el otro par de adultos mayores en la habitación; puede que no fuera tan detallista como Bakugo en ese aspecto, pero tampoco era un idiota.

Se alegraba que su madre y los padres del cenizo trabajaran juntos, fue difícil para todos estar de acuerdo y de vez en cuando había disputas y momento incomodos entre los mayores, sin embargo, poco a poco las cosas se acomodaban. En lo que si trabajan como uña y mugre era para molestar a sus pobres hijos.

Cuando termino con su deber dio la vuelta, listo para irse a su cita.

- ¿A qué hora vuelven a casa? - gritó Azumi mientras él desaparecía en la puerta.

- No se mamá.

- Eijiro- el pelirrojo se asomó por el marco de la entrado cuando el castaño le gritó.- buena suerte, hijo.

Kirishima contestó con una sonrisa nerviosa y siguió su camino. Uno de sus más grandes preocupaciones fue el padre de Katsuki sobre todo cuando descubrieron que el ultimo sujeto de los explosivos era él, pero se recuperaba día a día. El primer año había sido el más difícil, poniéndose al día y compartiendo la perdida de su primer hijo a lado de su madre sin embargo, ahora estaba bien. 

Era obvio que el teñido nunca conoció a ese niño, y quizá habría sido agradable hacerlo, pero pensar en ello era algo que no valía la pena para el joven. ya no. Todo estaba bien.

Aun que podía estar mejor.

Katsuki no dejaba de ver su reloj

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Katsuki no dejaba de ver su reloj. La junta de Eijiro se había aplazado y el muy imbécil llevaba media hora de retraso a la cita que Bakugo había planeado. Sus amigos lo esperaban a fuera y si todo salía bien esa noche no mataría al pelirrojo, pero si no...

La puerta del balcón de abrió bruscamente y el mayor jadeaba recargado en una de las puertas, por otro lado, el rubio lo veía de brazos cruzados desde la altura.

- Yo... vine... lo más rápido... que pude- jadeó. Al levantar la vista quedo sorprendido por el espacio alrededor. En medio del palco había una mesa con manteles dorados y plateados con vino, velas y mucha comida. La luz de la luna estaba sobre ellos, pero por muy bonito que era todo, lo más precioso en ese lugar era su Katsuki con un traje rojo y negro- wow.

Un pequeño trato   [kiribaku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora