~Capítulo 15~

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propiedad

Katsuki hizo una seña, con ello, la pelinegra cogió a Kirishima sometiéndolo para llevárselo junto con Uraraka al carro, mientras se alejaban los compañeros de este se desesperaba al ver como se llevaban a su líder y lastimaban al rubio.

- Mina- la chica lo soltó y pateó antes de colocarse a su lado- adiós, imbéciles.

Rodeo con su brazo los hombros de la pelirrosa y ambos le lanzaron al resto una sonrisa victoriosa al mismo tiempo que les daban la espalda yéndose de ahí aun abrazados.

De camino a su hogar, Bakugo no paraba de ver al pelirrojo por el espejo retrovisor, este tenía los ojos vendados y audífonos con música alta para que no escuchase nada, estaba en medio de momo y Uraraka.

- No abrirán la boca, ¿de acuerdo? - expreso el cenizo.

- ¡¿Qué?! - Ashido giro su cabeza cual pelicula del exorcista- ¡¿por qué?!

- ¡Porque yo lo digo! - Katsuki la cogió del mentón y la obligo mirar al frente- ¡pon atención al camino, idiota!

La cara redonda se asomó entre los asientos.

- ¿Tenemos al líder de los Kirishima y no quieres aprovecharlo?

- No es el líder- aclaro la pelinegra- además, no creo de Bakugo lo haya traído para algún intercambio.

Todas guardaron silencio observando a su líder en espera de una explicación que nunca llego. Momo lo conocía demasiado bien, y eso le daba miedo en ocasiones. Cada una incitó una explicación, pero el cenizo las callaba o ignoraba.

Al llegar, encerraron al pelirrojo en las celdas subterráneas, Katsuki había salido a hablar con Yaoyorozu, quedado ella sola con Kirishima

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Al llegar, encerraron al pelirrojo en las celdas subterráneas, Katsuki había salido a hablar con Yaoyorozu, quedado ella sola con Kirishima. Mina se preguntaba a qué se refería este al decir que le gustaba a Bakugo, tal vez por la vez que habían hablado en aquella reunión.

El chico la miraba con muy mala cara, era obvio que la odiaba. La mujer comenzó a hacer preguntas una tras otra, sin embrago no conseguía respuestas, literalmente, ni una sola. Alguna pista de los asaltos, una persona o un código, nada.

Escuchó la puerta abrirse, pero no giro a ver quien era, no es como si fuese necesario la manera peculiar de su andar lo identificaba. Mantenía su vista fija sobre el secuestrado y este ni la miraba. Se inclinó sobre sus rodillas para estar a su altura.

- Vamos, niño bonito, dame algo para trabajar. - susurró.

Por primera vez le devolvió la mirada cargada de desprecio y le escupió en la cara.

Antes de que ella reaccionara el pelirrojo había sido sujetado violentamente de su cabello hasta hacerlo gemir.

- Más te vale no vuelva a hacer eso. - amenazó Katsuki con los cabellos entres sus dedos- ¡¿entiendes?!

Un pequeño trato   [kiribaku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora