Cris Conner [Libro I]

Capítulo 2: El curioso caso de Cris Conner

Natalia se creía ruda. Era la hija mayor de un sicario, cualquiera pensaría que está destinada a la grandeza. Pero la verdad es que a Natalia no le interesan esas cosas. Ella ama la música clásica y sueña con ser modelo y artista plástico.

Claro, esos deseos no los conoce su padre.

Pero no venimos a eso, sino a contar una breve historia de Cris Conner, sobre cómo llegó a ser quien es hoy.

Cris Conner tiene 18 años. No se puede decir que es un chico problemático, ni una mala persona, solo ha tenido mala suerte. O tal vez algún dios iracundo lo quiso probar.

Tal vez fue eso, ya que Cris salió de la pobreza por su cuenta robando bancos y saliendo impune inculpando a otros. La pobreza le costó a su madre tres años antes, muerta de cáncer de pulmón. A pesar que todos le advierten cada día a Cris que su adicción al cigarro lo matará de igual modo, este es sordo a la ayuda de sus seres cercanos.

Con la muerte de su madre, Cris, de 15 años, quedó solo con su medio hermano de 10 años. El padre de Cris desapareció cuando aun el no había nacido, Conner es el apellido de su madre Cristina. El padre de Víctor, Antonio, fue deportado a su país Venezuela seis meses después de la muerte de Cristina. A las autoridades no le importó que Antonio se había casado y establecido una familia, simplemente lo echó del país.

Cris dejó la escuela para trabajar y mantener a Víctor, hasta el primer robo que cometió, el único donde fue atrapado. Servicios Sociales le quitó a Víctor y lo envió a Venezuela, mientras que Cris fue a la correccional diez meses por simplemente robar un kilo de pollo.

Al salir de la correccional, en su cumpleaños 17, Cris cometió su magistral robo de cien mil acciones de la compañía Ion Technologies, gracias a los conocimientos de informática que adquirió en la correccional de parte de su compañero de celda, Mark, quien estaba preso por ser atrapado infiltrándose en una central nuclear para robar información física.

Volviendo a lo importante, ya en unos meses con su nuevo conocimiento, Cris era en verdad rico con millones de dólares robados a bancos y empresas extranjeras. Vivía una utopía diaria.    

En un viaje a Madrid por "negocios", Cris conoció a Valerio Betancourt, otro "empresario".

Valerio dirigía una empresa de informática que Cris quería comprar, que estaba decidido a comprar para tener sus conexiones en Europa. Decidieron un "ganar-ganar", y se convirtieron en socios.

Pero todo lo que sube tiene que bajar algún día. Y ese día fue hace un mes, el 25 de septiembre, cuando alguien supo más de informática que el e impidió que Cris robase al rey de Arabia Saudí.

No había sido un árabe, la firma era local. Cris lo investigó y llegó hasta su objetivo. Usando su dinero, Cris se inscribió en un Instituto en Boston, con la excusa de terminar la preparatoria. Allá, en el Instituto Boston Red estudiaba su objetivo.

Para ese entonces Cris terminó el papeleo y pudo sacar a Mark de la correccional y lo puso a trabajar con el.

Aquí empieza la historia.