Capítulo 3: Ladrón

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Hay una multitud de gente dentro del Instituto, alarmados mientras cae el ocaso.

Jim y Mateo están recostados de una pared con cara de aturdidos, visten el uniforme del Instituto

—¿Estás segura que te deshiciste de el? —murmuró Mateo

—No será un problema para nosotros, relájate. El verdadero problema es tu amiguito

—Que Conner no es mi amigo, tú fuiste quien trató de integrarlo al grupo y mira cómo resultó todo

—¿Quién lo diría? Una bastarda y un hispano involucrados en el crimen del siglo

—Pues no sé tú pero yo mañana me regreso a Madrid

—El socio de Cris no te dejará respirar siquiera. Te matará y esparcirá tus restos por cada ciudad del hemisferio

—No si no sabe lo que hice —volteó a ver a Jim—. Solo tú me viste, y no creo que seas capaz de entregarme

—Tu te crees muy poderoso, Mateo José Albornoz Mujica, pero estás muy lejos de tu casa

—Llevo años viviendo aquí, idiota. Siento Boston más mi casa que mi propio castillo en Madrid

Ambos voltearon preocupados hacia la puerta, vieron a Natalia hablando con Cris y se preocuparon aun más

—Es una historia interesante la tuya, Cris Conner —dijo Natalia

—No te pregunté —inhaló del cigarro

—Pero aun así has podido evitar mis preguntas todo este tiempo, pero sigues aquí. ¿Tal vez... estés arrepentido?

Hubo un silencio entre ambos luego de que Cris soltase el humo y luego arrojar el cigarro a la lluvia

—Mira, Natalia, te diré la verdad: te estás metiendo con fuerzas que no comprendes; eres una mortal que se cree digna del Olimpo cuando ni siquiera sabe encender fuego

—Tal vez un dios iracundo deba reprenderme por eso —Cris bufó

—Empiezo a creer que esta conversación no tiene sentido y no está llegando a ningún lado

—Pues haz algo productivo y acelera tu explicación

—Te haré un pequeño spoiler, si quieres. Deberías de preguntarle a Mateo por lo que pasó

58 horas antes

La campana suena y los alumnos salen de la clase de contabilidad. Mateo pasó frente a Rafael y le guiñó el ojo. Pero al pasar Cris frente a el, el último en salir, el profesor lo llamó.

Cris no tenía dudas de lo que trataría la conversación, pero no le importaba. Estaba listo para todo. Tal vez sería su objetivo este tipo, tal vez no, pero lo seguro es que Rafael es alguien a quien Cris odia tanto que no lo pensaría dos veces para tirarlo a las vías del tren

—¿Qué quiere, señor? —preguntó haciéndose el tonto

—Pues quiero ayudarte, Cris. Eh, sé que eres nuevo y vas atrasado, así que si deseas alguna orientación puedo darte hasta el martes para que me preguntes lo que sea sobre la materia. Mientras más pronto hagas los exámenes mejor

—Claro, gracias —se volteó para irse

—Oye, Cris, otra cosa —Cris volteó—. Cierra la puerta, por favor, esta charla es privada —Cris la cerró

—¿Qué ocurre ahora?

—No te hagas más el tonto, niño —se acercó intimidante con los brazos cruzados

Cris Conner [Libro I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora