❄️
(Os sugiero escuchar esta canción sin parar mientras leéis este capítulo, para poder meteros en el papel, o mejor dicho, como si vosotros mismos estuvierais viviendo esta situación)
☆☆
Llevaba mucho tiempo sin poder oler el aroma del bosque. La frescura que emanaba de los pinos, la frívola ventisca que se creaba de vez en cuando, el contacto en mis caderas por parte de él. Para mí seguía siendo un sueño, uno del que no quería despertar, aunque en algún momento, debía hacerlo.
Esa misma noche, poco antes de desmontar de Tormenta en la zona más cercana a la cueva, ambos nos percatamos de los primeros copos de nieve del invierno, dando comienzo a mi estación favorita.
-No sabía que eras una fanática de la nieve- me sorprendí por el tono tan cálido y suave de su voz al murmurar esas palabras.
-Siempre lo he sido, pero por seguridad, mis padres no me dejaban salir.
Al ver su rostro extrañado, me encogí de hombros al no saber la razón.
-Hay... una cosa que no te he dicho, bueno... varias, pero-
De nuevo sentí mi pecho siendo estrechado al ver la reacción preocupada y confusa de Connor, por lo que decidí tomar las cosas con calma, primero de todo, bajando del lomo de Tormenta.
Estaba más preocupada de lo que nunca me hubiese imaginado antes de explicar uno de los pequeños secretos que sigo ocultando, y no es que fuera una tontería, sino un cambio que podía darse de un día a otro en mi vida.
-Scarlett- me llamó desde el lago.
Antes de ir a su encuentro, dejé descansando al caballo dentro de la cueva, con las riendas sujetadas en una roca puntiaguda.
-Por el tono de voz, deduzco que no vas a decirme palabras bonitas- añadió con sequedad, borrando la sonrisa que tanto amaba.
-No del todo... lo siento- intenté fingir una sonrisa.
Sin dar más que hablar, Connor me tomó de la mano, y con toda la suavidad del mundo, me llevó a la orilla del lago para sentarme a su lado.
Tomé una bocanada, luego otra, y finalmente, miré en los más profundo de sus oscuros ojos, sintiéndome acorralada en un pozo lleno de miles de emociones, las cuales se encontraban a punto de rebosar incesantemente.
-Una de las razones por las que no solía salir del rancho, era por una leve enfermedad, justo aquí- señalé con el dedo índice mi corazón, pero estaba tan trémulo, que ni yo misma supe donde marcaba-, solía tomar medicaciones, alejarme de todo el estrés que podían causar mis seres queridos, y es por eso que preferían que estuviera sola, pero...
Mi voz se entrecortó al ver como si ceño se frunció, al igual que su barbilla, que parecía estar siendo forzada para no dejar escapar algunas palabras.
-¿Recuerdas cuando viniste a mi casa y preguntaste si podía empezar a vivir contigo?
Al verlo asentir lentamente, proseguí con mi historia.
-Mis padres siempre me han dicho, que debo disfrutar del día a día, ya que más pronto o más tarde, dejaré de ver la luz del sol y la luna- miré arriba, justo encima de mi cabeza, quedando cautivada por la belleza de luna resplandeciente.
-¿Y todo esto no lo hubieras podido decir desde un primer momento?- preguntó él, subiendo el tono de voz.
-Ni siquiera nos llevábamos bien- le justifiqué, aunque sus manos se fueron a la cabeza.
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Atrapada por el Alfa
LobisomemNo todos los monstruos son horrendos y escalofriantes, algunos se disfrazan de corderos, mientras que otros revelan su verdadero ser. Scarlett se adentra en un mundo lleno de depredadores, sedientos de sangre, cegados por la idea de querer erradicar...