El dragón yacía frente a la fila de criaturas como una gigantesca montaña grisácea. Con las fauces abiertas exhalaba una oleada de llamas anaranjadas que envolvía a sus víctimas. En la fila había minotauros, faunos, hadas, centauros, hombres lobo y elfos. Todos encadenados al cuello con una gruesa cadena. La princesa Liemi estaba entre ellos sin comprender cómo había llegado allí. Intentó detener el avance de las masas pero le resultó imposible. Una fuerza mayor parecía empujar desde atrás. Los obligaban a entrar en la boca del dragón.
Entonces sintió un fuerte escozor en la frente. Cuando levantó la mano para tocársela, descubrió que tenía un tercer ojo. Tenía la pupila negra rajada en una fina línea vertical y el iris violeta. El ojo parpadeaba independientemente de los otros dos originales. El miedo se apoderó de la princesa y comenzó a tirar de sus cadenas. Otras criaturas también intentaban retroceder pero el final era inminente. El aliento del dragón les rozaba la piel.
Cada vez se acercaban más a la inmensa boca de la bestia. La muchacha ahogó un grito de horror al ver que era la siguiente. Un empujón más y estaría a merced del fuego. Ese momento llegó tan arrepentido que, en tan solo un parpadeo de su tercer ojo, se vio envuelta en llamas. Luego todo se fundió en una penetrante oscuridad.
Liemi saltó de la cama envuelta en un gran sentimiento de angustia y desesperación. Por la piel le corrían ríos de sudor helado y el pulso le temblaba tanto que se obligó a cerrar las manos para contenerse.
A su lado yacía una gata, Runaria. La criatura tenía el pelaje blanco y las orejas marrones. En medio de la cabeza, sobre ambos ojos, tenía otro de un tono violeta. En el reino de Emiria el tercer ojo de un gato era mágico y considerado de gran valor ya que tenía la facultad de otorgar visiones a sus amos.
Un maullido desgarrador irrumpió estruendosamente en la habitación de la muchacha. Los músculos de la gata comenzaron a tensionarse y retorcerse de manera convulsa. Entonces Liemi cayó en la cuenta de aquello que estaba sucediendo: Runaria sufría de un agudo dolor en la cabeza.
La noche cubría el mundo como un gran domo azul oscuro y la criatura continuaba retorciéndose de dolor cuando la princesa la tomó en sus brazos para arrullarla. Sus esfuerzos resultaban completamente inútiles. Entonces, el tercer ojo emitió una luz extraña y luego, súbitamente, desapareció. En la frente de Runaria ya no había rastro de poder. Los movimientos se detuvieron y la gata pareció quedarse dormida.
Liemi contempló su alrededor con sorpresa enmudecida y comenzó a llorar. Su gata yacía en ese momento inconsciente sobre su regazo y ella sentada en el suelo. Transcurrieron unos cuantos minutos en los que el shock no permitió movimiento alguno. La gata despertó nuevamente, adolorida y maullando por su ama. La joven la observó llena de pena y alivio al mismo tiempo.
Este suceso no representó gran sorpresa para la princesa. Hacía años había comenzado a observar cómo las criaturas de su reino enfermaban y perdían sus cualidades mágicas de la noche a la mañana. Los ciudadanos se reunían a diario en las puertas del palacio enfurecidos o preocupados. Reclamaban una solución.
Las medidas hasta el momento habían sido drásticas pero no parecían tener efecto sobre la maldición. Se construyeron cientos de puestos de curación y sanación mágicas en toda la capital de Emiria. El reino yacía bajo el mandato de los elfos hacía cientos de años pero nunca habían enfrentado una enfermedad así. La princesa Liemi, una elfa, trabajaba arduo en pos del bienestar común. Sin embargo, la enfermedad continuó expandiéndose y sus efectos se mantenían irreversibles.
Se consideró que podría tratarse de un mal contagioso y se decidió aislar sistemáticamente a los afectados en campos de curación. Así mismo, se cerraron todos los canales de comercio y trasporte a larga distancia. Los habitantes de las afueras del reino no tenían permitido entrar en la capital, ni los de la capital huir a las afueras. Los recursos se agotaban y la comida había comenzado a escasear hacía meses. La situación había permanecido insostenible durante mucho tiempo. Era hora de que la princesa fuera más allá de sus capacidades para dar solución a la gran peste.
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Emiria y La Peste del Dragón
ФэнтезиEl reino de Emiria padece de una peste que elimina el carácter mágico de los seres que habitan allí irreversiblemente. La princesa Liemi buscará ayuda para descubrir el modo de poner fin a este mal. Las hermanas semi dragonas, Neleha y Otella, inici...