Al día siguiente, el sol nació con ardor intenso y se elevó lentamente como un gran globo. Cualquier criatura huiría para refugiarse de él. Sin embargo, Neleha y Otella no podían perder tiempo. Casi tuvieron que arrastrar a Crisantemo al arroyo para que se levantara también. Desayunaron unas frutas que parecían estarse fermentando. Estaban calientes y demasiado jugosas. Aun así las tragaron de buena gana. Bebieron agua y llenaron sus odres a rebosar. El minotauro prometió enseñarles aquello que podría ser la causa de la enfermedad, pero hasta el momento no había dado pista alguna de a qué se refería.
Ya había pasado el mediodía y se encontraban en una lenta procesión ascendente. Primero debían atravesar un risco y luego un valle para llegar al lugar. El calor bullía del interior de la roca. Crisantemo les explicó a las jóvenes semi-dragonas que se debía a las vertientes subterráneas. Estaban tan calientes que podían usarlas para hervir comida.
─Aunque el sabor a azufre no es precisamente de mi agrado ─agregó entre risitas.
Allí los árboles crecían tan flacos y separados entre sí que no valían para absolutamente nada. Estaban negros como el carbón y no tenían ni una sola hoja. El sol se encontraba tan por sobre sus cabezas que ninguna sombra se extendía lo suficiente como para protegerlos del calor. Bagual caminaba dando cierre a la fila, se desplazaba con lentitud.
─Si encontramos una cueva, nos detendremos allí a descansar ─sugirió Crisantemo. Tenía la piel cubierta por una película grasienta y le corrían gotas de sudor sin descanso. Se limpió la frente con el brazo y descubrió que cualquier esfuerzo por secarse era completamente en vano. Otella y Neleha se encontraban en un estado similar y asintieron con la cabeza ─. Debería haber una a unos cien metros de aquí. Exploré este risco muchas veces y solía usarla para dormir. Antes allí vivía una harpía pero ya estaba muy anciana. Falleció hace un par de años.
En efecto, el minotauro no se equivocaba. Encontraron la cueva un pequeño tramo más adelante. No dudaron en meterse a descansar. En la oscuridad todavía se conservaba algo del frescor de la noche, aunque las paredes lloraban agua caliente debido a las vertientes. Otella extendió su capa sobre el suelo y se recostó a descansar con los brazos detrás de la cabeza. Neleha se mantuvo alejada de ella. La observó mientras se sentaba sobre una saliente de roca. Al voltear, descubrió que Crisantemo también la observaba. Él se acercó a Neleha y se sentó a su lado cuidadosamente.
─La enfermedad pende sobre su cabeza como el filo de una espada mortífera ─dijo ella en un susurro mientras bajaba la mirada al suelo.
─ ¿Ha tenido ataques?
─Tuvo uno antes de que partiéramos. En ese momento ni siquiera sabíamos de qué se trataba. Vi cómo un trol moría con uno de esos ataques ─Neleha hablaba con la cabeza gacha ─pensé que la perdería.
─Es fuerte, que haya sobrevivido a uno ya es de admirar ─comentó el minotauro en un intento de elevar las esperanzas de Neleha ─. Cuando murió tu madre yo estaba perdido. Pensé que sucumbiría en la locura, pero entonces Álamo me las entregó: un par de niñitas flacas con escamas y cuernos que no paraban de llorar. En el tiempo que estuve con ustedes, por más que no lo recuerden, logré que las heridas de mi interior cicatrizaran ─Crisantemo hizo una pausa y suspiró hondamente ─. Entonces tuve que partir y mi corazón se rompió una vez más. Pensé "cómo van a sobrevivir un par de niñas tan flacas, con escamas y cuernos. Solas en medio de un bosque, con la terrible posibilidad de que alguien las descubra" ─realizó otra pausa y colocó su gran mano rojiza y tersa sobre la de la muchacha. La miró con una sonrisa tranquilizadora ─, pero mira, aquí están. Las crías de dragón son fuertes, sobrevivirán a cualquier peste.
Neleha sintió sus fuerzas renovadas una vez más. Entonces decidió tumbarse en el suelo para relajarse un poco antes de continuar el avance. Bagual jugueteaba en el aire haciendo piruetas gráciles. Se retorcía como un tirabuzón y luego realizó una caída en picada, para terminar con un galope estilizado. Neleha sonrió al verlo tan animado.
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Emiria y La Peste del Dragón
FantasyEl reino de Emiria padece de una peste que elimina el carácter mágico de los seres que habitan allí irreversiblemente. La princesa Liemi buscará ayuda para descubrir el modo de poner fin a este mal. Las hermanas semi dragonas, Neleha y Otella, inici...