Con todo listo, Namjoon siguiendo indicaciones, la hermana de este aceptando asistir solo ella a una cena con los invitados de la pareja y no suyos, Dhay se sentía muy tranquila, como si de repente, hubiese dejado de sentir un peso alarmante que la agotaba. Ahora estaba liviana como una pluma.
—No es de esa manera, Namjoon.
—Si es así.
—Dhay ya nos explicó que no puede ser muy grueso, lo estás haciendo mal.
Parecía que ambos hermanos vivían discutiendo por absolutamente cualquier cosa, si pasaba un día y ellos no habían tenido una pelea, no era lo mismo, resopló, que problemáticos.
—Noona. Dile que así como lo estoy haciendo está bien.
Su teléfono sonó en señal de un mensaje, se disculpó con ambos, librándose de ese asunto porque no quería estar en aquella posición, leyó lo que ponía, quien era y observó al frente, pensando.
—Debo salir de urgencia, ustedes dos terminen ahí que yo trataré de no tardar demasiado.
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Honggi colocaba frente a ella un sobre con dinero en efectivo y se sentaba, analizaba su reacción, encontrándose con incredulidad, rió perezoso.
—Es lo que cuesta la casa, decidí firmar el divorcio y tu padre se negó a darme la propiedad gratis— amplió los ojos, no tenía idea— no quiero mudarme, me gusta este lugar, así que prefiero conservarlo y ahí tienes el costo completo.
Peinó su cabello hacia atrás con los dedos e intentó mostrarse serena, sabía que si no aceptaba el dinero, sus padres se molestarían, la casa había sido un regalo para ella, así que solo asintió, tomando el sobre y guardándolo en su bolso.
—¿Eso era todo?
Señaló a su estómago y bebió lo que Dhay supuso era tequila, el aroma era un poco molesto a su muy sensible nariz en ese momento.
—¿Cómo va tu embarazo?
—Va bien.
—¿No tienes síntomas muy fuertes?
—No, de hecho no, solo mucho apetito, incomodidad... ese tipo de cosas.
—Ya veo— volvió a beber— creo que necesitas saber algo y eso es que, la mujer con la que te engañé... está embarazada.
—¿Hablas en serio?— asintió— Entonces... felicidades, no sé qué esperas que diga.
Bufó, dejando el vaso en la mesa.
—No es mío, yo sabía desde hace mucho que no podía tener hijos, la cosa es que... ella me ha buscado, diciéndome que sí es mío, pero como yo sé que no lo es, estoy pensando en si hacerme el desentendido y simplemente hacerme cargo.
Parpadeó, quería estar molesta porque acababa de confesar que él sabía que tenía problemas y durante años la culpó a ella, la juzgó porque no pudo darle un hijo y se atormentó durante todo ese tiempo juntos, por eso, por ser una mujer defectuosa. No pudo reaccionar como quería realmente hacerlo, con furia.
