I||Antes de Hogwarts.

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Wezen llevaba dos meses solo

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Wezen llevaba dos meses solo. En una casa enorme y fría ante la soledad, tan oscura como los ecos que conservaba de magia.

El pequeño se sentó en la mesa del comedor con la delicadeza la cual le enseñaron. Acomodó el mismo su silla y en silencio comió como si hubiera alguien que estuviera examinando cada pequeño movimiento suyo.

Todo era silencio, a pesar de que en su interior hubiera un gran bullicio.

Levantó la mirada de inmediato cuando escuchó la puerta abrirse, sin decir o hacer nada. Se dio cuenta que se trataba de Kreacher, con una carta en sus manos que terminó siendo el punto nuevo de curiosidad del niño, aun así, no se inmutó, hasta que el elfo doméstico llegó a su lado y pudo dejar de fingir que seguía admirando su comida en el plato.

— Maestro Wezen, ha llegado una carta a su nombre, — Miró aquel sobre en las manos del elfo y después de asentir, tomó esta entre sus manos.

La hoja gruesa y el sello de cera roja con un logo en marca le decía todo como para no tener que voltearla y leer las letras esmeraldas. Escuchó todo sobre la escuela a la que algún día asistiría, sobre la casa a la que debía de ir como miembro de su familia. Todo y poco sobre lo que le contaron de su padre, esto último corriendo de parte mayormente de su tía.

Nunca supo que pensar, pero al menos esperaba encontrar algo más de lo que le esperaba en ese lugar solitario sólo con el elfo doméstico a un lado.

Aguantó toda curiosidad de querer quitar el sello y sacar el papel que venía guardado ahí, se dedicó a comer en silencio como tenía planeado desde un principio y apenas terminó dejó que Kreacher se llevara todo.

Pasó del comedor a las escaleras rumbo a su cuarto, se quedó recto e inexpresivo al pasar por ese retrato que le guardaba melancolía y un hueco en el estomago.

Ya en su cama, el niño quitó delicadamente el sello, lo quería tener en sus manos y sentir ese logo de la escuela que estaba marcado en la cera. Al abrirlo terminó sacando dos hojas, él se tomó unos momentos antes de abrir la que parecía en definitiva su carta del colegio.

Qué tal si realmente no fui admitido en la escuela, pensó por un momento. Wezen a sus cortos once años no había mostrado grandes signos de magia, no al menos que el supiera, lo más sorprendente que había hecho fue el reventar los faroles hasta el pasillo, una vez que no paraba de llorar porque su abuela lo estaba castigando por tirar la cera de una vela en la alfombra de la sala.

Eso había sido cuando tenía cinco años.

Al final, el sólo dejó las cosas pasar, nunca fue muy astuto, pero tenía que serlo, eso se lo decía muy seguido su abuelo antes de morir y él quería que lo fuese antes de los once, que fuera primordial para el pequeño Wezen. En cambio, el menor improvisaba en la marcha y esperaba hacer lo mejor al fin de cuentas.

Abrió la hoja y empezó a leer esta.

COLEGIO HOGWARTS
DE MAGIA Y HECHICERÍA

SIGN OF THE TIMES [Harry Potter]¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora