II || Misión escape

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El verano era un predominante por todas las grandes ciudades de Inglaterra, las costas estaban llenas de acalorada gente y Londres atestado de turistas. Todos se movían para disfrutar del verano de una forma u otra, ya sea sobre tablas en el agua y fotografiar viejos monumentos o simplemente jugar en las calles con pelotas y caminar hasta las tardes.

Laurie Lupin no era ninguna de esas personas.

Skipton, en Yorkshire, se mantenía frio como cualquier otro pueblo inglés, la gente caminaba por las calles, sí, y convivían en los parques al medio día, pero Laurie poco se acercaba ante esa normalidad muggle, prefería quedarse sentado a la distancia, observando a lo lejos la bonita fuente en el centro del pueblo, descansando en la banqueta de la calle, dejando que "You Really Got Me" se reprodujera en sus audífonos.

En lo que llevaba de verano había ocupado el tiempo con su papá, cuidado sus gallinas y haciendo más mixtape's, pues en su último cumpleaños, el siempre regalo misterioso llegó con cassettes limpios, un nuevo disco de vinil de Mott the Hoople y otro de una colección de Queen -nunca admitiría frente a nadie que lloró cuando su papá le dijo que Freddy falleció- hizo incluso una que no estaba hecha para él, pues pensó que sería un buen regalo de cumpleaños para Harry.

No se quejaba, había visitado dos veces a Chrissy, se pasaba las tardes caminando en el bosque con su papá, buscando insectos raros y a menudo le llegaban cartas de sus amigos, donde todos comentaban sobre el misterioso silencio de Harry y sus intentos fallidos de haber enviado vociferadores a los tíos de su amigo para llamar la atención.

Fuera de esas pequeñas dudas, su verano transcurría como cualquier otro, hasta la pelota que lo golpeó detrás de la cabeza y tiró al suelo no le fue distinto, aunque si otro punto de bloqueo en su buen verano.

Sintió el escozor en las palmas de sus manos por ponerlas frente suyo al caer, la pelota de Basketball rodó pasando a su lado, su cabeza se salvó al igual que su walkman en su cintura. Laurie juraba que seguro su padre lo hechizó también para que no lo rompiera a la primera caída.

—¿Nos pasas el balón? — preguntó alguien detrás de él.

La ira hirviente se le coló por dentro, mirando la bola frente suyo cuando se levantó, la pateó, enviándola más lejos en la calle.

—¿Acaso no entendiste, imbécil? —un alto niño tosco se acercó, acelerado, empujando sus hombros con fuerza, enviándolo al suelo una vez más.

Lo conocía a la perfección, Lester Wells, autor de sus peores momentos en la primaría de Skipton, lo único que le parecía útil en él era el largo repertorio de malas palabras que soltaba. Le daba material para futuras respuestas.

No venía solo, tres vagos chicos le seguían por detrás como un sequito, mirándolo desde arriba con tanta malicia como Wells.

— Dudo que lo haga, Les — le dijo uno de sus amigos — no pudo ni pasar a la secundaria antes de volver al bosque.

— Púdrete — respondió Laurie, se paró lo más rápido posible, marcando una distancia entre los cuatro chicos y él.

En el fondo sabía que no podía ganarles, era un mal chiste incluso pensarlo, pero su fuero interno le pedía intensamente responder de alguna forma.

La pelota ahora tocaba sus talones detrás suyos, la levantó y la mantuvo en sus brazos.

— Muy valiente, Lupin.

— Mas que tú, para atacar en grupo, tan valiente como un bebé, Rodney.

El nombrado casi se abalanza a Laurie, quien no se inmutó, sus pies estaban bien plantados. Sorprendentemente, Lester fue quien detuvo a su secuaz.

SIGN OF THE TIMES [Harry Potter]¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora