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ZAYN FIORE

Estaba recogiendo mis cosas. La situación aquí está sensible y siento que yo no aportaré nada, prefiero irme. Por un tiempo. Me quedaré en el cuarto de oficina del bar. Todo lo que me cruzaba pro la cabeza era que tenia que evadir todo esto, no estaba consciente de que tengo fuera de control todo lo que me pasa estando aquí y eso no es de mi preciso agrado. Irme me hará entrar en control y no sentirme tan vulnerable, porque si, me sentía sensible por el echo de que Allison estaba fuera de casa, y que estaba expuesta a tantas emociones y no tiene a nada cerca. Normalmente controlo este tipo de emociones, pero esta vez no pude lograrlo. Además tenía que darle la respuesta a mi madre.

Me coloqué mis audífonos de cable, sin antes dejar las llaves que me pertenecían encima de la mesa de cerámica en medio de la cocina. Por encima de mi cabeza deslice el casco. El sentimiento me invadía cada vez que me alejaba un poco más de esa casa distintiva con puertas de madera rústicas que me hacían sentir acogido. En mis oídos retumbaba ese rock que escuchaba de adolescente, mientras conducía con rapidez en mi cabeza se plasmaban esos recuerdos que he reprimido casi la mitad de toda mi adolescencia. Llegando al bar fui directamente a mi lugar de trabajo aún con la música en mis oídos. Deje mis únicas dos bolsas en un pequeño pero reconfortante sofá de cuero negro. Si mi madre me viera en estas condiciones no dudaría en darme un buen «date cuenta de lo que haces» justo detrás de mi cabeza. Reí para mi al imaginármelo. Imitaba algunas notas en mi guitarra imaginaria mientras organizaba un poco. Salí caminando con estilo gracias a la canción que escuchaba. O eso veía yo en mi cabeza. Me subí nuevamente en la moto para esta vez ir a casa de mi madre.

Me saqué los cascos en cuento la vi caminando hacia mi.

— Hola, mamá. — dije un poco desanimado. Ella tomó mi rostro entre sus manos blancas papel, frías.

— Hace tiempo no te veía así. — me zafé con suavidad de sus manos para irme al sofá. Ella toma asiento a mi lado. La mire a los ojos que siempre me han dado paz. Ella me tomó de la cabeza hasta recostarme en su hombro, abrazándome. Sonreí. — ¿Sucedió algo?

— No exactamente. Estoy bien. — dije alejándome mientras tomaba sus manos en las mias. — Más bien vine para aceptar la propuesta que me hiciste hace un tiempo. — las comisuras de sus labios se extendieron de lado a lado plenamente.

— Me alegro mucho. Te prepare algo para merendar y nos iremos directamente a la empresa. — aprieta mis manos. — Tú padre estaría muy feliz de saber esto. — pequeñas arrugas se hicieron ver en las esquinas de sus ojos que me hicieron sonreír. Esta decisión es temporal, estoy muy ocupado con el bar y con prontas expansiones del mismo. No podría con tantos asuntos a la vez, además de amar las motos y los autos, amaba mi bar y los he significa para mi, seguir mi propio legado. Nunca he tocado el tema de mi padre, no es una conversación de la que disfrute hablar con nadie.

Hasta el momento mamá ha estado viendo de la herencia que dejó mi padre gracias a lo que creo, también yo la he estado ayudando, aunque no lo necesite. La compañía está totalmente abandonada, en el sentido de precios, contratos, empleados, números, finanzas, literalmente, está mal en todo. Ordene algunos papeles que no estaba por orden. Mire a mi madre con tristeza, en verdad ella amaba esto y lo que creaba para ella.

— Esto está fatal. — le dije apretando los labios. Ella me miró con desánimo. Por la gran puerta de cristal entra mi Tía.

— ¿Ya vieron lo fatal que esta? — asentí. Miraba los papeles buscando una idea en mi cabeza. Alce la mirada.

— Creo que puedo hacerlo funcionar, no se por cuento — mire a mi madre. — , pero puedo intentarlo.

El Huésped [✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora