33

2.9K 133 7
                                    

ALLISON DAVIS



CAPÍTULO FINAL.




—No seas idiota, todo esto está exageradamente caro, y lo sabes.

Ella me miraba con una mirada de amenaza. Estaba rogándome que comprada cosas innecesarias y es que mis ahorros casi no daban para más, solo tenía lo necesario para la universidad.

—Allie, eres una tacaña —comentó alejándose de mi desaparición por otro pasillo.

Seguí buscando lo que iba a necesitar. Mi madre me envió a comprar unas cosas de la lista que me hizo, según es una sorpresa para mi después de la graduación... y sí, hoy me gradúo. Por fin había llegado el día.

Volviendo a lo de mi madre, si se supone que es una sorpresa para mi, ella debería de encargarse de eso, no yo. De igual manera lo acepté y Alexis me quiso acompañar. Fuimos de vuelta al auto.

—¡Mamá llegamos! —grite poniendo la bolsas sobre la encimera.

Ella había estado mucho tiempo con Arthur, es un tipo realmente bueno, de echo de encontraba aquí desde temprano.

—¿No se olvidaron de nada? —preguntó él revisando la compra.

—Todo lo de la lista está ahí —revisé mi teléfono las alarmas que tenía pautadas.

La graduación era a las cinco y apenas estábamos a mitad del día. Ya había hecho la mitad de todas las cosas que tenía pensado, uñas, pelo y piel. Mi amiga y yo nos arreglaríamos juntas, pero ella tuvo que irse porque tenía citas con la chica de las uñas.

Me metí a la ducha para refrescarme un poco. Saliendo me llego un mensaje.

Zy <3
Amore, pasaré por la casa, te compré algo que puede ir muy bien para hoy ;)

Sonreí leyendo el mensaje. Busque un camisón para pasarlo por encima de mi cabeza. Me ansiaba la idea de que me regalaría algo, me gustan las sorpresas, ¿pero que sorpresas esperar de él? ¿Un auto? ¿Me compró una limo? No lo sabía.

Bajando a la cocina inmediatamente escuché el sonido de su bocina. Me dirigí a la puerta para abrirla. Estaba buscando una buena forma para estacionarse. Salí sin preocuparme de estar descalza. Me acerqué al auto.

Bajo la ventanilla y mi corazón se aceleró. Mis ojos se fueron al asiento del copiloto donde yacía ese hombre, estaba diferente, muy diferente. Volví la vista al chico que tenía el ceño fruncido.

—¿Es broma? —pronunció en voz baja apoyando mis manos sobre la puerta. El miró al señor y de regreso a mi.

—No no. Te traje... —se inclinó buscando algo en el asiento trasero. —Esto —sacó un bolso plateado decorado enteramente de pequeños diamantes que colgaba de una cadena de metal.

Lo tomé dudosa, aún no entendí que hacía mi padre con él.

—Es muy lindo —comente.

—Te lo explicaré luego —respire hondo para tratar de calmarme mi respiración.

El hombre me regaló una sonrisa junto a un saludo de mano que solo correspondí con una media sonrisa.

El Huésped [✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora