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Empezamos a buscar y desordenar mi closet.

— Eres un caso perdido. — dijo sin esperanza.

— Pensé que tenía ropa cool. — tenía pura mierda sin estilo. Me senté junto a ella observando el desastre que habíamos causado.

— Yo te prestaré ropa. — negué una y otra vez con la cabeza.

— Iremos de compras. — dije sonriendo. Ella da un par de aplausos.

— Perfecto. — mi estómago rugió.

— Primero comamos algo.

Tomamos el auto de mi madre y nos dirigimos a algunas tiendas aleatorias. Hicimos tantos viajes para estar aquí mirando un vestido tan simple, pero que se me veía increíble. Me miraba al espejo en diferentes ángulos, veía lo sexy que me hacía ver la pequeña abertura que tenía al costado del muslo, la espalda descubierta y lo bien que me sentada el color negro satén de este vestido.

— Este es. Definitivamente. — dijo Alexis levantándose del pequeño sofá de donde me veía.

— Yo también lo creo. — la miré por encima de mi hombro y nos sonreímos. Pagamos en la caja y fuimos hasta el auto. — Estoy nerviosa y no sé por qué carajos. — dije tomando el volante mirando la pared del estacionamiento. Alexis ríe.

— Tú tranquila. ¿Qué es lo peor que puede pasar? — la miré. — ¿Que te proponga matrimonio? — mencionó con una risa burlona. Le fulmine con la mirada. — Ve y divierte, es todo lo que puedes hacer. — suspiré y encendí el auto. De camino dejé a Alexis en su casa. Llegando vi la moto de Zayn aparcada en la acera. Abrí la puerta y estaba sentado en el sofá con un plato de cereal en la mano. Voltea la cabeza y me ve. Deje mi bolsa en la encimera para poder tomar agua.

— Nos iremos a las nueve. — mencionó de repente.

— ¿Leíste mi carta? — dije acercándome hacia el sofá.

— Sí. — me miró. Levanté una ceja.

— ¿Y?

— Fue muy lindo lo que me escribiste. Aprecio mucho ese tipo de cosas, de verdad. — mi cara empezó a arder. — Quisiera poder expresarme de esa manera también, contigo. — mi respiración se agitó levemente.

— ¿De qué manera? — pregunté confusa.

— Tan abiertamente, tan sincera. No soy tan bueno en esas cosas. — sonrío.

— Yo creo que te expresas bien. — tomé asiento a su lado.

— ¿Sí?

— Que me tomes por sorpresa besándome tan salvajemente ese día en tu bar, es una buena explicación de que te sabes expresar, simplemente lo haces a tú manera. — reí nerviosa. Me mira atentamente. — ¿Por qué actúas así conmigo? — aunque yo también lo hacía. Yo conocía mis intenciones, las de él aún no las sabía.

— Porque me gustas. — soltó firme y sin rodeos. Mi estomago dejo de funcionar al igual que todo mi cuerpo. De un momento a otro estaba completamente entumecida. — ¿Me acabo de expresar bien? — me dedicó una sonrisa plena. Yo seguía sin responder. Mi cuerpo me puso de pie. Entumecida caminé hasta mi cuarto con la mente en blanco. Justamente el peor día para ponerme de esta manera. Me senté frente al espejo. Mi teléfono empezó a sonar, me sacó de mi eterno trance. Contesté.

— ¿Hola? ¿Allie? Que carajos.

— Hola. — respondí sin dejar de ver mi reflejo en el espejo.

— ¿Qué te sucede? ¿Quieres que vaya más tarde a tu casa para acompañarte mientras te preparas?

— Vale, tengo que contrate algo.

El Huésped [✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora