Capitulo 6

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—¿Y bien?— cuestiona Melissa con los brazos cruzados

—Ya Susan, dilo— dice Zara masticando un chicle

Ambas chicas me miran esperando a qué finalmente me anime a contarles todo.
Desde que llegué apresurada a la cafetería, me han estado estado insistiendo de porque llegué tarde, desde que celular había llamado, que asunto era, etc, a lo que yo me negaba a decirles.

No es que no quiera contarles, sino por el hecho de que me estado avergüenza decirlo. Me apena contarles que estuve en casa de mi vecino y que me quedé en a dormír en su casa, y para emperorar la situación, ellas no saben que me llevo con mi vecino.

—No dejarán de insistir verdad— digo con tono cansado

—No— dice firme Melissa sin cambiar su posición y ahora mueve su pie impaciente— Entonces...

Iba negarme nuevamente pero clientes llegan y esto me salva... Por ahora. Todas volvemos a posición de trabajar, sin embargo ellas me avientan miradas intimidantes.

Genial, ahora están enojadas

Más personas llegan que no tenía tiempo para pensar en preocuparme por ellas y viceversa.
Hacemos todo lo que podemos para no cometer errores y así no retrasarnos. Poco a poco la multitud va cesando y es cuando podemos respirar.

—¡Dios mío! ¡Jamás había trabajado tanto!— exclama con exageración Zara

—Los milagros existen— se burla Melissa

—Parece que hubo una marcha— comenta la otra chica que olvidé su nombre

¿Era Pamela o Padme?

—¿Una marcha con este clima?— dice incrédula Melissa mientras se abraza a sí misma

—Ay pequeña criatura frágil — Zara abre los brazos y los dirige a Melissa— Ven aquí

Mi amiga la ve con desagrado y da pasos hacía atrás alejándose.

Las puertas se abren advirtiendo la llegada de alguien y dejo de mirar el espectáculo para atender.

—Bienvenido— digo sonriendo al ver de quién se trata— ¿El de siempre?

Iván me observa y me da una sonrisa ligera asintiendo. Siento miradas clavadas en mí y no me puedo imaginar quienes podrían ser.
Regreso y veo a Iván sacar su billetera, sin embargo antes de que saque el dinero me apresuro a interrumpirlo.

—Cortesia de mi parte — digo deslizando el café por el mostrador.

Él alza la mirada sorprendido sin embargo fue por tan poco tiempo, pues relaja la cara y sin detenerse, saca un billete en lo deposita en el frasco de propinas.

—Gracias— sonríe, toma su café y se va.

Suspiro y es cuando siento la penetrante mirada de mis compañeras.

Y es que, por un segundo olvidé que no estábamos él y yo, algo que ahora que lo pienso, es extraño para mí. Las miradas perplejas no dejan verme detenidamente y ahora es imposible que algo me salve.

Suspiro y me acerco a ellas para hablar primero— Está bien pero después de esto, no volveremos hablar del tema hasta que yo lo mencione, ¿De acuerdo?

Ambas se miran y asienten. Aprovecho para contarles en lo que tenemos de descanso y mientras ellas comen yo comienzo a contarles todo desde el principio e incluso la otra chica se acercó a escuchar. Termino de hablar y ambas tienen unos gestos que me es imposible de decifrar.

—Entonces ¿le gustas?— dice Melissa

Suelto una risa y niego— No, no, por supuesto que no, apenas lo conozco.

—Pero es obvio que tiene un interés en tí— Melissa cruza los brazos —

—Claro—se burla Zara— Lo asegura la más virgen de aquí.

Mi amiga voltea verla indignada y molesta.

—Mira Susan— miro a Zara quien señala a Melissa— Tiene razón, los chicos suelen buscarnos por algo y la mayoría tiene malas intenciones— sonríe de lado— Aunque yo no estaría para nada molesta si un hombre como él tenga malas intenciones.

Melissa jala un mechón del cabello de Zara para regañarla— No digas eso— ella se gira hacía mí de nuevo— Susy no le hagas caso, es bueno tener precaución pero tómate el tiempo de conocerlo mejor, es pocas palabras, puedes confíar en él pero no tanto.

—Esperen, esperen— levanto ambas manos deteniendo la conversación— Ustedes están haciéndose otras ideas. Para mí Iván es solo un “amigo” y hasta ahora a demostrado ser una buena persona pero no estoy pensando en involucrarme sentimentalmente con él.

—¿Por?— Melissa alza una ceja

—Es muy pronto... — rasco mi brazo y bajo la mirada —Hace poco yo estaba con...

—¡Susan!— Melissa se levanta alterada exclamando:— Ese imbécil está ahora entre las piernas de otra mujer y tú preocupada porqué es muy pronto, él no tuvo el respeto de tomarse el tiempo de olvidarte y ¿tú si tienes que hacerlo?

—Eso no tiene nada que ver con él, solo que no quiero nada.— intento aclarar

—¿Por qué?— exclama con incredulidad — Te vas a negar a amar de nuevo por lo que te hizo, él tiene la culpa de todo, te destruyó y aún así le guardas su tiempo.

—Melissa...— digo al borde de las lágrimas.

—¡Maldición! — camina, toma sus cosas y se va. Sin despedirse, ni nada.

Él gerente aparece con el ceño fruncido tan pronto como escucho el escándalo.

—¿Se puede saber que son todos esos gritos?

—No es nada, estaba enojada así que le pedí que se fuera— explica Zara

El nos observa molesto—¿Tú vas a sustituirla?

—¿Algún problema?— desafía la rubia a lo que él solo le hace una señal de que vaya a su oficina y se va. Zara me da una última mirada y se aleja de nosotras.

La otra chica le resta importancia y nos ponemos a trabajar.

No dejo de pensar en todo lo que ellas me dijeron y tengo que arreglar este malentendido, el que no me entiendan ahora, no significa que nunca lo harán.

...

Así es la amistad, en ocasiones no siempre están de acuerdo.

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