Capitulo 11

17 3 7
                                    

El restaurante al que Iván me trajo es muy elegante y se ve caro. Me felicito por no arreglarme un poco más de lo que suelo hacer, quería borrar esa mala impresión de la memoria de Iván cuando me vió hoy en la mañana toda fachosa.

—Por cierto— dice Iván mientras entregamos las cartas al mesero— ¿No trabajas hoy?

—No, mi jefe dijo que tenía un asunto urgente que atender así que nos dió el día.

Él asiente y observo el lugar hasta encontrarme nuevamente con la mirada de Iván sobre mí haciendo que me sienta avergonzada.

—Hablando del apartamento... — comienzo la plática y él me interrumpe.

—Claro, te depositaré el dinero más tarde ¿Te parece?

— No, no me refiero a eso.

Iván arquea una ceja— ¿Entonces?

—Bueno, el día que fuí a hacer limpieza...

¿Será que le digo sobre la chica? Puede que ella ya haya hablado con él, así que no creo que sea necesario decirlo ¿Verdad?

Él me observa esperando mi respuesta. Tomo la taza entre mis manos y le doy un sorbo.

—En realidad tuve que cambiar las cortinas porque estaban un poco sucias

Él me observa confundido, su mirada no parece convencido con mi respuesta pero no dice nada, solo me sonríe de vuelta.

—Claro, te lo agradezco

La comida llega y comenzamos a comer en silencio. Al principio era incómodo para mí pero Iván no lo parecía así que me relajé. Me pregunto al respecto de la comida y yo le dije lo exquisito que estaba y le agradecí. Iván pidió que se llevarán los platos.
La botella de vino estaba casi vacía y me sorprendí que haya bebido más de lo que acostumbro.

—Susan, puedo hacerte una pregunta personal— dice de repente y lo observo, después de unos segundos asiento en respuesta— ¿Tienes pareja?

Su pregunta me toma por sorpresa, pero al mismo tiempo pensé que es algo que suelen preguntar mucho.

—No...— respondo intentando sonar segura.

Él me sonríe sin decir nada y sus ojos brillaron con cierta felicidad cuando lo negué.

—¿Y tú?— cuestiono.

—No, tampoco.— responde de inmediato sin dudar.

—¿Por qué?— indago y él levanta una ceja sin entenderme— ¿Por qué no tienes pareja?

Iván alza ambas cejas con sopresa, sin embargo eso fue solo unos segundos, puesto que después sonríe de manera juguetona

—Pues no lo sé— voltea a la ventana y encoje los hombros— Tenía una pareja hace poco pero no me fué muy bien que digamos.

Parpadeo y recuerdo aquella noche que lo ví afuera de su casa, a media noche con lágrimas resbalando por sus mejillas.
¿Habrá sido esa sido la razón por la cuál lloraba?

Él regresa la mirada a mí y ladea la cabeza — ¿Qué hay de tí?

Me quedo callada mientras recuerdos me invaden y me muevo en mi silla incómoda, algo que Iván parece notar pues rápidamente se retracta— Perdón por ser imprudente.

Volteo a verlo y lo que menos quiero que piense que soy alguien que no puede escapar del recuerdo de un ex (aunque eso es verdad, pero no de la manera que cree)—No eso eso, es solo que— me río tratando de ocultar mis nervios — En realidad me sucedió lo mismo... No salió nada bien...

—Oh— suspira— Creo que te entiendo.

—Si... Eh, bueno cambiemos de tema, ¿Qué edad tienes?

—¿De cuántos me veo?— sonríe cruzándose de brazos.

Me tomo el tiempo para observa su rostro y a él en general.

—¿29?— digo más en pregunta que en respuesta

Él suelta una suave carcajada que fué música para mis oídos, su voz sonó increíble.

—Estuviste un poco lejos— pone sus codos sobre la mesa y recuesta su quijada en una de sus manos— Tengo 26

—¿Enserio? Creí que sí y es que pensé que eras mucho mayor que yo.

Él vuelve a negar— Bueno tal vez si sea mayor, ¿que edad tienes tú?

—Te regreso la pregunta que me hiciste, ¿De cuántos me veo?— me cruzo de brazos imitando su acción anterior.

—23— dice seguro

Niego y sonrío— Estuviste cerca. Tengo 24

Iván me sonríe y decido preguntar más acerca de él — ¿A qué... te dedicas?

—Empresario

—Vaya, yo sospeché que trabajabas en algo parecido

—¿En qué te basaste?

—Digamos qué por tu forma de vestir y tal vez la hora en que nos encontramos en mi trabajo. 

—Bueno, esto último puede ser complicado pues todos salen a esa hora a almorzar.

—Tienes razón, pero ahora estaba un poco más segura pues acabas de llegar de un viaje negocios.

—Eres muy observadora— sonríe y mis mejillas enrojecen

—Sí, bueno conmigo no hay necesidad de preguntar a qué me dedico— río nerviosa

—Claro y déjame decirte que eres muy buena en tu trabajo, el café es demasiado bueno.

—¿Enserio?

—Sí... Es tan amargo que me ha ayuda a no dormirme en la oficina.

Abro la boca indignada y jamás esperé que tomara tanta confianza.

—¡Ey!

Él vuelve a reírse —Es broma, lo siento.

Ambos reímos y seguimos hablando de cosas triviales sin fijarnos en la hora, hasta que al ver por la ventana la posición del sol me dí cuenta que ya era bastante tarde por lo que decidimos irnos.

Mientras caminábamos de regreso, no pude dejar de pensar en que hacía mucho que perdía la noción del tiempo en una plática con alguien.
Olvidé por completo nuestro alrededor, solo interesada en la divertida y cálida conversación que tenía con Iván.

Había olvidado lo fácil que es poder hablar con alguien que no te juzgue o te critique, que solo tenga la intención de conocerte y escucharte.

Me dí cuenta que Iván es un hombre que escuchó cada palabra cuando le preguntaba cosas de vuelta. Mi corazón se sentía feliz en mucho tiempo. 
Él y yo no éramos tan diferentes y estaba contenta de que alguien compartiera algunos de mis gustos y pensamientos.

Volteo hacía él mientras caminamos de regreso nuestros apartamentos. Iván no es solo un hombre conocedor y caballeroso, sino también alguien muy apuesto.

Siempre lo he visto usando trajes (a excepción de aquel día que lo ví usar ropa para dormir). Su porte es elegante, con un aire de superioridad. Su cabello levemente rizado lo hace lucir joven y despreocupado, una ligera sonrisa siempre adorna su rostro luciendo alguien muy amable, aunque lo es.

Creo que él es un tipo de chico ideal, incluso para mí... Si tan solo no tuviera miedo de iniciar una relación de nuevo.

Iván voltea de repente atrapandome viéndolo y ensancha su sonrisa.

Un poco avergonzada le devuelvo la alegría. Porque una tarde tan hermosa como la que Iván me regaló hoy, no puede ser arruinada por mis pensamientos.

No voy a permitir que pensamientos sobre él me haga infeliz... No más.

Nuestro Común Donde viven las historias. Descúbrelo ahora