Capítulo 28

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La mañana había llegado y sentí la pesadez en mi ojos señal de lo mucho que había llorado la noche anterior.

Me levanté y caminé al baño. Me miré al espejo y notar mi mal aspecto me hizo recordar cómo el primer día de abandono.

Suspiré y lavé mi cara. Me cambié de ropa y fuí a la cocina a prepararme algo de café antes de irme al trabajo.

Mi mente estaba agotada por el sin de cosas que me habían estado pasando en estos días. Desde mi regreso de Londres las cosas no estaba llendo del todo bien y la llegada de Jason nuevamente a mi vida me había confirmado que la vida me estaba poniendo a prueba nuevamente.

Hice una mueca al momento en que probé el café.

Tan amargo

Tocan a la puerta con brusquedad y un escalofrío me recorrió la espalda. Tenía una sospecha de quién se trataba y no quería abrir, pero el pensamiento de que si los vecinos escuchan el escándalo sobre mi puerta, pueda a llegar a meterme en problemas por lo que, sin demorar caminé y abrí.

Jason tenía la respiración alterada y una vena resaltaba sobre su cien. Estaba muy enojado, demasiado y era la primera vez que lo veía así.

—Te pasastes Susan y eso no te lo voy a perdonar— dijo antes de entrar sin siquiera preguntar

—Jason te dije que me dejarás en paz, es muy difícil para tí entenderlo— mi voz se cortó un poco pero aún así intenté sonar firme.

Aúnque en realidad tenía miedo

—No soy imbécil— se giró para verme y señalarme— Mira, entiendo todo lo que quieres decir así que ya cállate, porque me estás hartando. Te dejaré en paz si eso quieres y para que todo sea mejor para tí, te voy avisando que vas a desalojar el apartamento porque lo voy a utilizar.

—¿Qué?

—Lo que escuchas— sonríe— Sabes muy bien que yo lo pagué y el contrato está a mi nombre.

—Pero...

— Te lo dejé porque sabía que no tenías dinero y el mugre salario que ganas no te alcanzaría para pagarlo, además eso era cuando éramos pareja y ya que ahora no lo somos, no tengo porque seguir gastando en una mujer que ni siquiera me pertenece. Así que quiero te vayas antes de que caiga la noche.

— Yo no tengo donde ir

—¿Ese es mi problema? No. Puedes regresar a casa de tus papis o con te podrías ir con el imbécil que me dejó media noche en una asquerosa celda.

—¿Enserio vas a hacerme esto?

—Yo no te hice nada, tu fuiste la que se lo buscó— se acerca y yo retrocedo— Si hubieras estado a mi lado como siempre las cosas fueran diferentes, pero tú lo elegiste a él antes que a mí y estás son las consecuencias. Vendré por la noche a dejar mis cosas y espero que tú ya no estés aquí, porque créeme que lo último que quiero ahora es verte la cara.

Jason pellizca mi mejilla y después de aleja para salir e irse.

Trago saliva y pronto mis lágrimas salen.

¡Maldito, maldito, maldito!

—Vamos Susan— murmuré y exhalé— vamos, no dejes que esto te afecte.

Sabía que esto podría llegar a pasar

Caminé a la habitación y saqué mi maleta para comenzar a guardar mis cosas. Llegaría tarde al trabajo pero dejar todo listo era más importante ahora.

Me sorprendí lo poco que llevaba conmigo.
Era como si desde un principio sabía que este no era mi lugar y ahora solo me tocaba buscarlo.

Sequé mis lágrimas y puse una sonrisa en mi rostro antes de salir por la puerta.

[...]

Melissa corrió hacía mí en el momento que me vió entrar a la cafetería con una maleta en manos, e incluso Zara estaba sorprendida.

Solo pude sonreír tristemente y tomarnos un tiempo para poderles contar todo.

—¡Ese maldito hijo de...! Voy a matarlo— dijo Melissa molesta.

—Ay por favor, sabes muy bien que no matarías ni a una mosca— rodó los ojos Zara— Déjamelo a mí.

—No exageren chicas— sonreí— Seamos realistas, sabía bien que ese apartamento no era mío y esto iba a pasar.

—Pero como se atrevió a decirte esas cosas, es un desgraciado

—Eso no importa ahora.

—¿Dónde te quedarás?— preguntó Zara

—Bueno, llamaré a mis padres

—Si quieres puedes quedarte conmigo, sabes que vivo sola y no tengo problemas— propuso Melissa

Sonreí y negué— No, gracias pero no puedo aceptar.

—¿Piensas viajar sola, de noche hasta casa de tus padres?— Zara alzó una ceja— Es peligroso

Sí pero no sé a quien pedirle que me lleve

Por qué no le dices a Dylan que te lleve, él a estado unos días cerca de aquí y mi papá le presta el auto. Seguro que aceptaría llevarte.

—Yo...

—Lo llamaré— Melissa me interrumpe mientras camina al baño

—Dejala, sabes que ella no acepta dos NO por respuesta.

Suspiré y negué. No sé que haría sin ellas.

[...]

Cerramos la cafetería y todos estábamos afuera.
Zara estaba de pie junto a nuestro jefe, que después de haberle contado mi situación dijo que no habría problema si faltaba unos días pero que entendiera si mi salario bajaba.
Melissa estaba llorando y Dylan palmeaba la espalda de su pequeña hermana mientras le decía que no me iría para siempre.

Me despedí y les dije que vendría en cuanto logrará encontrar donde quedarme.

Mientras miraba la cuidad de noche muchas cosas pasaban por mi mente, entre ellas en qué ni siquiera pude avisarle a Iván que ya no sería su vecina.
Mi corazón se estrujó y traté de no llorar.

Después de una hora de viaje, finalmente llegué a casa. Le agradecí a Dylan de traerme y lo ví alejarse.

Mi padre fué quien abrió la puerta y me aventé a sus brazos mientras lloraba.

Al final, regresé a casa...

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