Capitulo 5

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El apartamento de Iván no es tan diferente del mío, pero a diferencia de mí, el de él está mucho más ordenado por lo que se ve más espacioso y al entrar tiene un ligero aroma a menta que es agradable.

—Puedes dejar tus cosas dónde quieras— dice mientras pone su saco en el sofá y se afloja la corbata. Iván se encamina a la cocina—¿Quieres algo de tomar?

—Agua por favor

Dejo verlo y pongo mis cosas sobre el sofá y me quedo de pie. Estoy un tanto nerviosa debido a que es la primera vez que estoy en el apartamento de alguien que no conozco y me apena mucho incluso en sentarme.

—Por favor toma asiento— dice saliendo de la cocina y tomo asiento. Me extiende el vaso y le agradezco.— Ahora vuelvo— indica para irse hacía la puerta que da a lo que considero es si habitación.

Bebo y observo mi alrededor con más detenimiento. La sala está bastante limpia, tanto que no parece haber una mínima partícula de polvo o algo parecido.

Mientras que yo tengo cosas innecesarias que guardan polvo.

Me acomodo en mi sillón y éstos son muy cómodos, por lo que no sufriré tanto durmiendo en el sofá.

La puerta se abre y volteo para ver a Iván salir  con otra ropa que supongo es la que utiliza para dormir. Vistiendo ese chandal y la camiseta azúl lo hace lucir más joven y creo  fácilmente podría pensar que es algún universitario y no un hombre con una vida independiente.

Él me mira y parece recordar algo pues se regresa corriendo a su habitación para segundos después traer almohadas junto con una manta.

Se acerca al sofá y comienza a acomodarlas. Decido ayudarlo y pongo el vaso sobre la mesa de centro.

—No es necesario tantas almohadas, con una para mí es suficiente— digo avergonzada

Iván deja de acomodar y alza la mirada para verme.

—¿No habrás creído que te dejaría dormir en el sofá verdad?— levanta una ceja y yo asiento con pena. Él sonríe sin gracia y niega mientras vuelve a acomodar la manta— Lo siento pero eso no suceder, usarás mi cama para que descanses más cómoda.

—No es...

—No es molestia, tranquila— me interrumpe— el baño está en la habitación, siéntete como en tu casa

—¿Vas a estar bien?— cuestiono

Él golpea un poco las almohadas y sonríe—Si, no te preocupes.

—Está bien— me acerco a mis cosas para llevarlas conmigo— Con tu permiso— digo mientras camino hacia la puerta de la habitación.

Él se avienta al sofá poniendo sus brazos bajo su cabeza y me mira—Que descanses

—Buenas noches— sonrío y abro la puerta para entrar.

Al entrar observo la habitación con asombro y me pregunto si Iván será un chico obsesivo con el orden y la limpieza, pues al igual que en la sala ésta se encuentra ordenada. Camino al baño y está igual.

Iván es un chico delicado

Me siento sobre la cama y toco el colchón, al sentir su suavidad no puedo evitar y me dejo caer.

Me acomodo mejor y finalmente apago las luces. Lo último que pensé antes de quedarme dormida es que tengo que despertar temprano para tomar una ducha.

(...)

El sonido de la regadera me hace despertar.

Abro los ojos y no logro reconocer el techo. Me siento sobre la cama desorientada y poco a poco comienzo a recordar.
Los recuerdos de la noche anterior pasan como un flasback y volteo rápido hacia la puerta del baño. El sonido del agua cayendo a parado y la idea de que trás ella está Iván... desnudo...

Me pongo de pie enseguida tomando mis cosas para salir con mi cabeza dando vueltas y   con mi rostro caliente.

Vamos Susan, que sinvergüenza.

Me quedé dormida de más pero no voy a mentir, jamás había descansado tan bien en mi vida y ese colchón es un milagro. Debería preguntar dónde lo compró.

Busco mi celular y recuerdo que no tiene pila. Busco por toda la sala algún reloj para saber la hora pero no encuentro nada.

Tendremos que hacerlo a la antigua

Me fijo por la ventana y el sol ya ya salido lo suficiente, así que creo que son alrededor de las 8 o 9 de la mañana.

¡Voy a llegar tarde!

Necesito llamar a Melissa para que me ayude a cubrirme un tiempo en lo que llegó y le explico todo a mi jefe.

Mi puntualidad perfecta fué dañada por el colchón.
Por cierto Susan, ¿Cómo piensas llamar a Melissa con el teléfono apagado?

Si pongo a cargar mi celular ahora para llamarle sería en vano, pues tengo que esperar cierto tiempo para qué encienda.

Escucho el sonido de un mensaje entrante que obviamente no proviene del celular en mis manos.

Iván... Su celular... Llamada

Me giro lentamente hacia la puerta del baño

Carajo

Camino y toco— ¿Iván?— espero un momento sin obtener respuesta, así que vuelvo a tocar— ¿Hola?

Estoy por volver a tocar cuando está se abre un poco.

—¿Qué sucede?— dice él asomando solo la cara. Su cabello está desordenado y un poco húmedo.

Alcanzo a ver si hombro desnudo y pronto siento mi casa enrojecer así que bajo la mirada.

—Necesito llamar a mi trabajo... y quería pedirte prestado tu celular.— digo con pena

—Si claro, está en la sala— se queda callado y vuelvo a mirarlo— creo que lo dejé en el sofá — dice finalmente.

—Ok, muchas gracias— me doy la vuelta caminando a grandes pasos y escucho como cierra la puerta.

Dios que vergüenza

Encuentro el celular entre las almohadas y lo desbloqueo rápido para llamar a Melissa. Al menos logré aprenderme su número.

—¿Hola?— dice al contestar

—Mely soy yo, Susan

—¿Susy? ¿Cambiaste de número y no me lo diste?— cuestiona con voz chillona

—No tengo tiempo para darte explicaciones, así que iré al punto, llegaré tarde hoy así que ayúdame a cubrirme luego yo le explico al jefe lo que pasó.

—Está bien— dice y escucho como suenan una llaves— Estoy saliendo de casa ahora, así que nos vemos allá.

—Bien y gracias — finalizo y cuelgo.

Veo la hora en el celular y noto que son las ocho en punto, no es tan tarde pero como tengo que hacer algunas cosas al llegar a casa como lo es ducharme, cambiarme y salir, me llevará tiempo.

La puerta de la habitación se abre y volteo.
Iván sale vistiendo un traje negro y una corbata sin anudar.

—¿Llamaste?— cuestiona acercándose a mí

¿Y ese perfume?

—Ah sí— desvío la mirada y le extiendo el celular— Gracias.

—De nada, aunque tal vez te cobre por la tarifa— dice metiendo el móvil a su pantalón. Iván sonríe y ladea la cabeza para verme.

—¿Es enserio?— parpadeo incrédula

—No— agranda su sonrisa — pero talvez un café gratis si lo acepte.

Ambos sonreímos y escuchamos ruido fuera en el pasillo. Nos miramos y salgo a asomarme pues el cerrajero ya había llegado.

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