Prefacio

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El sudor caía por su frente y la tensión — provocada por una atadura mágica — apretaba de forma exigente sus muñecas. Las miradas estaban posadas completamente en él, unas con curiosidad y las otras con expresión acusadora.

"Un pecado" eso podía escuchar que decían quienes lo culpaban de herejía. Podía percibir el calor de la llamarada morada a sus espaldas, tan viva y destructiva como lucía.

Los gritos de Elizabeth llegaban hasta él y le rompían el corazón, no podía verla de esa forma, sin embargo, era algo que estaba dispuesto a aceptar con tal de que todo saliera como estaba previsto.

El frío manto de la noche los arropaba a todos y les daba un contraste escalofriante, las paredes de mármol blanco se pintaban de tonos lila y morado, la luna se veía en lo alto de un cristalino techo... Cerró sus ojos, aceptando su destino y lo que estaba por llegar.

«Lo siento, mamá» susurró en su mente completamente listo para lo que venía a continuación. La afilada cuchilla brilló y se precipitó con fuerza hacia él.

August: Maldecido.

August: Maldecido © |Libro 2|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora