XI. Luto

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El impacto de dicha escena golpeó con gran fuerza al castaño de ojos verdes. Miles de pensamientos pasaban por su cabeza tratando de hacerlo comprender qué pudo haber ocurrido en ese lugar. Todo tenía un tono grotesco y espeluznante.

El señor Richard había sido asesinado de una manera brutal y, August estaba intentando saber cómo nadie había encontrado al hombre. Como la gente del pueblo no pudo percatarse por tanto tiempo de que ese señor había perdido la vida hace ya meses.

—¿Quién crees que pudo haber sido? —Preguntó Chris. Todos estaban en un estado que les hacía sentir ligeros. Como si flotaran.

—No tengo la más mínima idea. No creo que tuviera problemas con alguien de por aquí... —Respondió el castaño con suavidad. Elizabeth se apresuró y abrió las ventanas, aparte de cubrir el cuerpo con una manta blanca que halló en un armario.

Gust sintió algo que provocó que su corazón latera con fuerza y salió de la habitación con rapidez. Corrió hasta la entrada de la casa y levantó la vista, notando una estructura o tótem de magia negra.

Ahora podía comprender porque nadie había descubierto el cadáver del hombre: las brujas se habían encargado de eso.

Los chicos salieron de la casa del señor Richard y entraron en la cabaña junto a esta. Christopher hizo té con lo que encontró y los tres de pusieron a pensar en la situación.

—Es mi culpa —Susurró Gust y sus amigos negaron con rapidez.

—August, no creo que-

—Las brujas han seguido a mi familia por siglos. Yo sabía que había algo detrás de mí en aquel tiempo y no tomé las medidas necesarias. El señor Richard me brindó su hospitalidad y fue un muy buen hombre conmigo... Con ambos. Debí haberlo protegido, tenía que haberlo hecho, sin embargo, sólo me fui y terminó así por mi culpa —El brujo de ojos verdes no estaba pasando su mejor momento y enfrentarse a esa situación sólo empeoraba de forma gradual las cosas

—Gust. No tenemos forma de saber lo que pudo ocurrir realmente ni los motivos de las brujas que atacaron al señor Richard. Debemos mantener la calma... —Le habló Beth intentando calmarlo, a lo que el chico recordó algo.

—Pero sí podemos saber lo que ocurrió —Miró a ambos a los ojos y se levantaron para salir con rapidez a la casa del difunto.

—¿Qué haremos? —Preguntó Christopher.

—Intentaré hacer contacto o percibir algo. Entre los vivos y muertos hay un espacio psíquico. Siempre hay rastros en este velo y eso podría ayudarme a revivir la escena del asesinato —Informó mientras abría la puerta.

»Voy a necesitar bastantes velas de las grandes, tierra del lugar de los hechos y césped cortado. También un trozo triangular del espejo que está en la habitación del señor Richard, al igual que un pedazo de tela de la vestimenta que tiene ahora mismo y una lámpara de escritorio.

—Yo buscaré las velas —Dijo de inmediato Elizabeth.

Chris subió a la habitación donde estaba el cadáver y miró el espejo en una esquina. Sacó sus garras híbridas y con una de ellas — y su visión vampírica — hizo un pequeño triangulo y se dirigió hasta el cuerpo sin vida del hombre, de donde tomó la tela.

Por otra parte, Elizabeth había usado su velocidad para llegar al pueblo, en donde se movió hasta llegar a una tienda. Caminó hasta la parte trasera de esta y se adentró en las sombras hasta llegar a un escaparate con velas. Sacó sus manos de la dimensión oscura y tomó las que necesitaba, usando la oscuridad como transporte para aparecer frente a la casa del señor Richard.

August: Maldecido © |Libro 2|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora