XVII. Pintura

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Para August, la oscuridad significaba mucho más que la ausencia de luz en un espacio o la infinidad de aquella siniestra energía mística que bullía por sí sola dentro de su ser.

La oscuridad representaba el sentimiento de soledad que experimentó durante gran parte de su vida. La sensación que recorrió sus huesos y su alma cuando de forma vívida sintió el abandono de su padre y el deceso de su madre. Era la voz dentro de sí que le recordaba día a día el peligro que era para sus amigos.

La oscuridad eran aquellas emociones que golpeaban su espíritu segundo a segundo con más fuerza que el anterior, buscando romper su psique y hacerlo sucumbir ante ella... Sólo él sabía la sensación aplastante que soportaba y sólo él sabría cuánto más podría aguantar...

Un ruido incesante invadía a Heis en su totalidad. Los aldeanos prácticamente corrían de un lado a otro movilizando sus pertenencias de valor, pese a tener un nostálgico sentimiento de añoranza por abandonar lo que alguna vez fue su hogar, estaba más que claro que dejarían todo eso atrás para salir de aquella prisión en la cual se hallaron por meses.

Faltaba poco más de una hora para que el amanecer los cubriera con su agradable calor y la emoción se sentía en el aire. Ashanti despertó llena de energía, cosa curiosa porque apenas había dormido unas cinco horas por estar ordenando todo lo que se llevaría. Alimentó a sus mellizos y salió de la casa, vio con rapidez a Elizabeth y a Chris sobre los tejados haciendo guardia mientras Lorent ayudaba a los aldeanos a cargar sus pertenencias hasta la entrada de la aldea.

John y Josh corrieron tras Lorent, al parecer cuidarían sus cosas, que habían sido llevadas con anterioridad mientras dormía.

Sin notarlo, estuvo de pie bastante tiempo, probablemente quince minutos. El lobo rubio se acercó a ella mirándola con extrañeza, cosa que la hizo entrar en sí.

—¿Estás bien?

—Sí, sólo pensaba un poco... Por cierto, me gustaría hablar contigo a solas —Pidió y él asintió sin problemas. Entraron a la casa y tomaron asiento.

Lo único que podría pensar Lorent en ese momento era que Ashanti quería despedirse de forma correcta y no con un simple "adiós".

—Cuando nos vimos por primera vez... Eras sólo un chico con demasiado equipaje. Había tanta carga en tus hombros... Tanto dolor en tu alma... Tanta tristeza en tu corazón. Toda tu aura irradiaba culpa y un odio hacia ti mismo que realmente estaba sorprendida de que continuaras de pie. Tenías una guerra interna que en definitiva ibas perdiendo y sólo era cuestión de tiempo para que explotaras de una forma tan catastrófica que el daño que causarías en ti sería irreparable.

»Dentro de ti te culpabas por los errores que cometiste e incluso por las acciones de otros... He trabajado contigo en estas semanas y has avanzado tanto, Lorent. Lo has hecho porque deseas salir de aquel pozo en el que fuiste arrojado desde tu niñez.

»La persona que está frente a mí en esta mañana es alguien totalmente diferente a lo que eras aquel día. Quiero decirte que estoy muy orgullosa de ti, Lorent, porque sobreviviste a la catástrofe que provocó tu tío... Eres un sobreviviente que busca superar aquella nube de negatividad que dejó Gael en ti y eso me llena de orgullo.

»Sé que las cosas con tu hermano están difíciles y de que las probabilidades de ser lo que alguna vez fueron son casi imposibles, pero debes recordar que este cambio es para ti... Es hora de que dejes de luchar por el amor de otros.

»Tal vez no volvamos a vernos nunca más, sin embargo, no voy a olvidar esta amistad ni lo que hiciste por mí, por todos nosotros... Algo más, como te sientes, o si te sientes atraído de alguien o no, es algo totalmente tuyo y nadie debe opinar sobre ello. Pueden existir otros como tú que tal vez si deseen o sientan ganas de entablar relaciones sexuales, afectivas o sentimentales con otros, pero al final eso es lo bello de la sexualidad, cada uno la vive a su manera...

August: Maldecido © |Libro 2|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora