La voz sobre el incidente llegó lo suficientemente lejos como para dejar que August tuviera un día libre. Lexi le había pedido a través de una nota enviada por Charles que se tomara el día, ya que el golpe que recibió podría dejarle alguna secuela. También le comentó sobre un brujo que se encargaba de esas situaciones, por si creía necesitar revisión por cualquier cosa.
El menor de ojos verdes despertó con un beso en la mejilla por parte de su novio. Al abrir sus ojos se encontró con una preciosa mirada de color gris. Los ojos de Christopher eran como piedras preciosas y él nunca se cansaría de verlos.
—Buenos días —Susurró con voz ronca el lobo de Heulen—. Vamos a levantarnos.
—Pero tienes trabajo —Se quejó enterrando su rostro en el pectoral del pelinegro, cosa que le sacó una risita burlona a Chris.
—Quiero pasar un pequeño momento contigo antes de irme. Te quedarás con Elizabeth y los chicos —Mencionó mientras ambos comenzaban a acomodar la cama.
Cuando salieron, vieron que la vampira estaba preparando el desayuno, cosa que generalmente hacía el brujo junto a Chris o Erik.
—Hoy tengo una misión con el resto de vampiros y no sé qué tal me vaya a ir... —Habló la chica cuando los cuatro se sentaron a desayunar, ya que Daggiah seguía muy cariñosa con el príncipe de Hamos.
—¿No te dijeron lo que harían? Qué raro —Comentó Chris.
—Pues, sólo sé que iremos a una ciudad humana abandonada. No sé qué tan probable sea hallar algo así, pero algún motivo importante deberá existir.
—Quieres que te ayude a controlar tu poder lo mejor posible antes de irte, ¿cierto? —Dijo el castaño y la rizada asintió—. Ni siquiera tengas dudas de que lo haré.
—Sigo sin comprender cómo puedes perdonarme tan fácil —Susurró un poco nostálgica.
—Beth, eres mi mejor amiga. Yo definitivamente recibiría un maleficio por ti. Lo que pasó no fue nada, no te preocupes —Habló mientras se tomaban la mano sobre la mesa.
Ella no lo diría en voz alta, pero su corazón latió lleno de una emoción reconfortante al escuchar a August considerarla su mejor amiga. Nunca tuvo algo como eso, sin embargo, ahora estaba rodeada de personas que la querían sin importar el riesgo que esto significaba.
Elizabeth estaba consciente de que sus verdugos continuaban buscándola, probablemente por venganza. Ahora comprendía más a fondo el motivo por el cual seguían tras ella aun cuando habían pasado tantos años.
Su huida desató una revolución. Quizá más vampiros aparte de ella misma y de Alisha escaparon de esos lugares y la buscaban para vengarse por eso.
La vampira seguía pensando en lo que la chica le había dicho la noche anterior y, pese a que inicialmente entró en negación, una alarma se encendió en su cabeza cuando se puso a pensar en qué motivos tendrían las brujas para esconder recuerdos de ella sí no fuera porque lo que le mostraron era una mentira.
Recordó lo que le dijeron, su hermano la había entregado a ese aquelarre, aunque ya no podía estar tan segura de eso. Iba a conseguir todas las respuestas en algún momento, y si descubría que vivió engañada toda su vida y que no habían sido las brujas realmente quienes provocaron todo ese dolor... Iba a eliminar a los responsables.
Recordó que harían un viaje en cualquier instante y sabía que el peligro sería algo sobre August. Algo sí tenía seguro, lo iba a proteger de lo que fuera y, si alguna bruja trataba de eliminarlo, sería su último día con vida.
El híbrido Lange se despidió de ambos después de bañarse y se retiró a su trabajo. Daggiah — por otra parte — miró a Beth con una expresión como si la llamara tonta. La chica no comprendía el motivo hasta que recordó que le había prometido traerle un trozo de carne de primera.
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August: Maldecido © |Libro 2|
Teen FictionLa magia negra siempre había estado buscando brechas, apoderándose de distintos seres para lograr expresarse, pero, ¿qué pasa cuando son los seres quienes se apoderan de ella para sus beneficios? Las brujas Adair habían luchado por la supervivencia...