🌕 𝑺𝑬𝑵𝑲𝑼𝑼 𝑰𝑺𝑯𝑰𝑮𝑨𝑴𝑰 𝒙 𝑶𝑪 𝑪𝑰𝑬𝑵𝑻𝑰𝑭𝑰𝑪𝑨
── Las manecillas del reloj al dar el medio día, siguieron moviéndose a pesar de que la humanidad se detuvo. Ella esperaba pacientemente pagando su sentencia con el sueño de cien mil mill...
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'Cuando la humanidad no abraza a una de sus hijas, esta quemará la Tierra para sentir un poco de su calidez.'
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𝐀𝐠𝐨𝐬𝐭𝐨 𝟐𝟎𝟎𝟕
El primer acto comienza y se levanta el telón, los actores finalmente han obtenido su papel protagónico y se caracterizan como tal. El escenario corre entre viejos edificios de cartón y el cielo está mal pintado con crayones. Entra en escena la protagonista bajo una única luz intermitente amarillenta y pajiza. De fondo se puede escuchar la voz de un blues lento a acapela que hace eco en un teatro vacío y el mundo cae de rodillas.
Era increíble la forma en que pasaba el tiempo desde adentro hacia afuera de la roca. Porque, Freydis lo sintió como haber estado muerta una milésima de segundo. Pues, nunca pudo ver la preciosa puerta en medio del prado que se debería abrir por ella en el salón de los caídos. Y, si esa puerta existía; no se abrió para ella. Porque tan pronto como se sumergió en el remolino de oscuridad para dormir, el crujido de la piedra que se parte desde adentro hacia fuera la despertó. Sintió que no tuvo tiempo para cruzar la puerta hacia el Valhalla, pero, al contrario; el tiempo se le fue de las manos y ahora solo quedaba el filo de una puerta oxidada y destruida alrededor de un campo de tierra seca y cuarteada.
Entonces, despertó de nuevo. Condenando a la era contemporánea quienes habían devuelto a la vida al dragón.
— ¡Despertó, en verdad despertó! —La piedra se quebró desde el interior hacia el exterior de su piel y Morfeo dejó de asfixiarla para dejar de arremolinar oscuridad sobre su vista. Ojo gris de nube cargada de lluvia que vio hacia el exterior. Esperaba ver algo impresionante, algo digno de haber vuelto a la vida como una renacida.
Pero solo se encontró con muros blancos y uniformes levantados a su alrededor con extrema precisión. Un pequeño cuarto de cuatro paredes y un techo blanco que apenas y era iluminado por un sol en miniatura que pendía de lo que era conocido como un cable sin aislar. Tantos rostros y tantas miradas despectivas que la observaban desde la coronilla del cabello hasta la punta de sus pies. Personas extrañas rodeadas por ropas que los cubrían por completo solo para dejar ver sus ojos como si no quisieran tener contacto con ella.
