🌕 𝑺𝑬𝑵𝑲𝑼𝑼 𝑰𝑺𝑯𝑰𝑮𝑨𝑴𝑰 𝒙 𝑶𝑪 𝑪𝑰𝑬𝑵𝑻𝑰𝑭𝑰𝑪𝑨
── Las manecillas del reloj al dar el medio día, siguieron moviéndose a pesar de que la humanidad se detuvo. Ella esperaba pacientemente pagando su sentencia con el sueño de cien mil mill...
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Los gritos de la gente de la aldea del agua hicieron eco entre las montañas y se extendieron hasta el cielo cubierto por nubes; tragándose la luz lunar y dejándo a las llamas danzantes como única fuente de luz natural.
-¡Tarada, los asustas! -Gritó Senku, volteando con incomodidad y viendo como todos eran un desastre. La gente de la antigua era trataba de calmarlos y Galatea simplemente soltó una risilla mientras acariciaba sus manos enrojecidas.
-Pero..., eso ocurrió muchos años atrás. -Las personas dejaron de gritar y prestaron atención a los próximos movimientos de la niña. La albina se dirigió hacia donde estaba Suika abrazada fuertemente a su amiga, cerrando los ojos para poder sobrellevar el miedo que las invadía-. Terminó el día en que nací. -Galatea se puso de pie frente a las niñas, poniéndose de cuclillas y apoyándose con sus rodillas. Bloqueó la luz que del fuego provenía y las pequeñas se aventuraron a echar un vistazo; abriendo uno de sus ojos para encontrarse con la científica-. Y del fuego que cubrió el mundo, una pequeña ceniza gris quedó. Siendo arrastrada por los vientos hasta que en tierra firme cayó y la vida volvió a florecer. -Recitó la albina mientras que soplaba pequeñas cenizas sobre sus manos para que aterrizaran en las narices de las niñas; provocándoles risa.
-¿Y qué pasó con el dragón que estaba en el centro de la Tierra? -Preguntó un discípulo de Tsukasa curioso, los demás pronto comenzaron a asentir y a cuestionar esa parte del relato sin resolver.
Galatea sonrió y se levantó ahora que había calmado a las pequeñas que ahora jugaban a atrapar cenizas y corrían alrededor del fuego. La científica se movía de forma, ahora, menos amenazante, danzando junto a su abrigo de León. Con torpeza y sin gracia, la albina se abrió paso entre el fuego y la tierra, un paso primero y otro delante con el pie contrario. Una danza oxidada que se esconde en el espacio más recóndito de su memoria cuando aún era una niña pequeña.
-El invierno de inviernos lo estranguló y el fuego trató de consumir su cadáver, pero no pudo. -Galatea estiró sus brazos y los movió con delicadeza, sus pies inexpertos se entrelazaron y la hicieron tropezar de nuevo. Ella cerró los ojos con fuerza y frunció los labios, tratando de recordar los bailes que su gente hacía-. Entonces, el mar lo arrastró a sus abismos mientras una nueva tierra emergía; verde y justa. El sol antes de ser tragado dará a luz una hija idéntica y la noche eterna serácálida otra vez. -Galatea dió una vuelta, dando la espalda a la fogata. Un ritmo extraño que no necesitaba de música, comenzó a emerger de sus entrañas; trazándose como un hilo que sólo ella debía seguir. Pronto su intento de danza tosca comenzó a tener sentido-. El dragón fue consumido por el agua y la sal; dió su carne a los sobrevivientes y de sus huesos la diosa de la fertilidad, que sobrevivió, le concedió una primogénita.
