Capítulo 10

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Keira

Jamás pensé que sólo besarlo me llevaría a la gloria, con sólo rosar sus labios mi cuerpo se debilitará, su mano al tomar mi cintura y pegarme a él, fue lo que me dio más ganas de desearlo como nunca.

En el camino a casa sólo a conducido, no me a mirado, ni dicho nada.

Lo miro y tampoco puedo decirle algo, sólo las imágenes de ese maravilloso beso divagan como un tráiler en mi mente.

Llegamos a casa, se baja para abrir la rejilla de la entrada pero se detiene a medio camino.

—¿Qué sucede?— salgo del auto

—Entre al auto— lo señala alarmado

Justo cuando voy a abrir la puerta para entrar, una fuerte detonación hace que me estrelle contra el auto y a la vez caiga bruscamente al suelo.

Mi cabeza da vueltas y ese fuerte pitido se adueña de mis oídos, me levanto un poco desorientada buscando a Owen.

—Señorita — me atrapa antes de que vuelva a caer

—¿Que mierda?— tocó mi cabeza

—Esta herida— me ayuda a levantarme —tenemos que irnos

—¿Tu estas bien?— lo miro y no se ve herido

—Lo estoy, pero usted no — me mete al auto

Veo cuando da la vuelta y acelera rápidamente saliendo del lugar, por el retrovisor veo mi casa caer en pesados, consumidos por las llamas.

—¡Ah!, carajo — el dolor se vuelve insoportable

—Pronto llegaremos — gira repentinamente y vuelve a acelerar

No se cuanto me mantuve con los ojos cerrados, pero llegamos al lugar que jamás pensé volver a pisar.

—¿Que paso? — llega Angelo para ayudarme a salir del auto

—No te alarmes, estoy bien — me suelto de él y sigo sola

—Llama al doctor —le dice a uno de sus subordinados

No recordaba cuanto odio esta casa, todavía tiene esas estúpidas pinturas abstractas que él llama arte.

Lo único que me encanta es el bosque que está atrás, donde perderme era mi pasión.

—¿Dónde está?

Hablando del rey de Roma y ahí llega como una loca.

—Mi reliquia — toma con cuidado mi rostro — ¡traigan al doctor ya! — grita como si fuese el fin del mundo

—Papá, estoy bien — me sienta en el sofá

—¿Qué mierda fue lo que pasó? — toma mi mano

—Mi casa explotó

—¿Qué?

—¡Que mi puta casa explotó! — me cabreo — no se quien mierda fue, pero si lo encuentro lo explotare igual — aprieto mis puños

El doctor llega y papá le da el permiso para atenderme.

—¿Y Owen? — lo llama

—Aquí estoy, señor — se para firme frente a él con su mirada en el suelo

—Estas para cuidarla y mira...

—¡No le digas nada! — me levanto y el doctor se molesta cuando no logra colocarme la venda

—Es tú guardaespaldas y te tiene que cuidar

—¿Y no estás viendo que él también está herido? — lo mira — por lo menos él si fue a mi graduación y esta más a mi pendiente que tu — lo señaló — y eso que es su trabajo

La Dama Del InfiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora