Capítulo 14

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Keira

Una vuelta...

Dos vueltas...

Tres vueltas en la cama y la cabeza me  quiere explotar...

—Mierda — me levanto de golpe y otra vez como magia cargo ropa

—Buen día — Owen está parado frente a mi con una bandeja en mano y sin camisa

Ay señor, si todas mis mañanas fueran así.

—Buen día — sonrío

¿Por qué carajos sonrío?

—Su desayuno — se sienta dejando la bandeja en sus piernas

—¿Alguna otra habilidad que no conozca?

—Lo hago bien o mejor dicho, de maravilla — me mira

—¿Enserio?

—Cuando lo pruebe verá que si — me extiende una cuchara

—Ya lo probé

—¿Cuando probó mi comida? — frunce su seño

Idiota, ¿jugaremos así ahora?

—Justo en este momento — tomo el plato y me bebo la sopa — y a decir verdad, si es buena — le dejo el plato

No debí beberla muy rápido.

—Alistate — me levanto — tenemos cosas por hacer

—¿A donde? — se va a la cocina

—Primero, a comprar ropa — abro la maleta que esta llena de armas — y luego, planear algo divertido — recargo mi Glock — después de todo no hay por que escondernos — le apunto — ¿o si?

Camina hacia mi dejando que el cañón del arma quedé en su pecho.

—Supongo que no — me mira fijamente

—¿Supones? — bajo el arma

—Después de todo, nadie sabe que pertenece a la organización — me entrega ropa — lave su ropa — sonríe

—Me sorprendes de verdad — la tomo — quien se casé contigo, será afortunada — me dirijo al baño

¿Enserio lo dije?.

—Siento que me acaba de lastimar, pero como es usted lo dejo pasar

—Pues que suerte — entro al baño

Mierda.

Se me olvidó que ellos no se pueden casar.

—Estúpidas leyes de guardaespaldas — me miro al espejo — aunque yo puedo cambiar eso — sonrió

Me baño y visto lo mas rápido posible, quiero hacer todo lo planeado antes de medianoche.

Al salir, Owen ya esta listo, al parecer también usa la misma ropa de ayer.

Ese jeans roto le queda a la perfección, junto a la camiseta blanca y la chaqueta de cuero negra.

—Bien, ya que estas listo — tomo mi arma junto a mi pequeño bolso — vamos

Asiente y sale primero.

Bajamos las escaleras y salimos del pequeño edificio hasta llegar al auto.

—Espera — le digo antes de que encienda el motor

Por el retrovisor observo el edificio de Pompilius, el idiota sale de ahí y monta su camioneta gris tomando la calle que da al otro lado del barrio.

La Dama Del InfiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora