La tienes?

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Maki no pudo notar a nadie más, solamente, se concentraba en la mirada penetrante de Izuru. Ambos se estaban mirando con mucha tensión, como si ya supieran lo que andan pensando y pudieran matarse rápidamente y sin perder el tiempo. La contraria, empezó a suspirar con algo de pesadez, mientras Izuru simplemente movía un poco de su largo cabello negro.

La tienes?

— A quién?

— No te hagas Izuru ¿Tienes a Kirigiri?

— Por qué tendría a alguien con quien no hable?

— Porque eres un imbécil y puedo saber perfectamente que eres alguien peligroso.

Al decir eso, Maki se volteo rápidamente y notando como Ouma, estaba caminando con Saihara, pero no era algo normal, caminaba con miedo y como si quisiera escapar en cualquier momento. Algo pasaba con esos dos y ella lo sabía. Suspiro con pesadez al ver que la campana ya había tocado, yéndose después a su salón.

Izuru simplemente la miraba irse, mientras él hacía lo mismo y miraba a Komaeda entrar al salón, pero de los del primer año. Al notar aquello, fue caminando a paso rápido y recargandose en la pared de afuera del salón, pues Komaeda no estaba tan lejos de la puerta y no había mucha gente.

Naegi-kun! Tienes un momento?

— Eh? Por supuesto Komaeda ¿Qué ocurre?

— Amarias a alguien que mató a dos de tus mejores amigos?

—. . . Disculpa?

Al hacer esa pregunta, Komaeda volteo ligeramente la mirada, sintiendo una increíble aura de intimidación, sacando después, unas cuantas risas y rodando los ojos.

Estoy jugando Naegi-kun! Jajaja, luego nos vemos ¿Si?

Empezó a irse, mirando que no había nadie fuera del salón y dirigiéndose al suyo, suspirando con mucho cansancio y sentándose en su lugar, mirando como Izuru se sentaba a lado suyo.

Estabas escuchando lo que hablaba Izuru?

— Para que quisiera escuchar a un sujeto que no dice nada interesante?

Era mentira, sus ganas de matar a a Naegi eran incontrolables, tenía más de mil formas para matarlo, pues por el hecho de hablar con aquel chico de cabello blanco y en un tono tan amable, podría decirse que era su gran condena.

Amame. . . ¡AMAME NADAMAS A MI!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora