Una buena fantasía

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Un día bastante nubloso, los de la escuela estaban saliendo temprano, pues pronosticaban fuertes lluvias, Komaeda miraba aquel cielo con bastante envidia, como si aquel cielo siempre tuviera la oportunidad de estar tranquilo y sin ningún problema, solamente la gran contaminación del mundo. Empezaba a caminar y despidiéndose de los que consideraba sus amigos, empezando a alejarse de todos, pues no vivía, en donde todos lo hacían. Mientras caminaba. miraba como Izuru también lo seguía, rodando los ojos y sonriendo después, le gustaba que lo siguiera, pero le estresaba no saber de sus sentimientos, aunque claro, se supone que un experimento como Izuru no tiene emoción alguna. Detuvo su paso al ver que el contrario ya estaba cerca suyo, volteándose ahora borrando aquella sonrisa, claro, por dentro estaba muriéndose de la emoción. 

— Izuru, veo que no tienes otra cosa que hacer que no sea seguirme o algo asi. Bueno, ahora me pregunto sobre lo que quieres.

— Lo que quiero es que te alejes de Naegi, puedo saber perfectamente que no es necesario decirte el porque, pero si, considero que ya sabes lo que hago, entonces, deja de provocarme con otras personas, porque soy capaz de hacerlo si no me haces caso.

Dijo por ultimo, yéndose de aquel lugar, dejando a Komaeda sorprendido, aunque al ver que el contrario ya se habia alejado lo suficiente, empezaba a sonreír de manera juguetona, mirando como el contrario ya se habia desvanecido lo suficiente.

— Eso ya lo se Izuru, tal vez, lo hago simplemente por la emoción de verte hacer las cosas. Ni te importa ser atrapado, porque sabes que no lo serás. . . . 

Empezaba nuevamente a caminar, pasando por una casa totalmente abandonada, aunque no haciéndole caso.

Aunque en esa casa, se encontraba Saihara golpeando a Ouma, al igual que cortando un poco mas profundo sus tobillos.

— Espero que esto te enseñe a no ser un niño malo y a obedecerme en y fuera de la jodida escuela. 

Lo dejaba en su habitación con agresividad, rodando los ojos con cansancio, mientras el contrario solamente lloraba y miraba por donde escapar, aunque claro, eso era imposible.


Amame. . . ¡AMAME NADAMAS A MI!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora