27.- Dos

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Nadie llego con la luna llena.

Esperamos lo peor, como siempre. Recorrimos todo lo que pudimos, aprovechando que tenemos más miembros, a excepción de Bradley. No hubo nada. Ningún humano herido, ningún lobo fuera de control. Ningún ataque del que no supiéramos.

No regresamos a la casa hasta que amaneció y tuvimos que ir a hacer nuestra vida como si no fuéramos hombres lobo. Tuve que soportar un largo día, y por fin termino, no quiero ir a casa porque sé que la mayoría está allí, y de mal humor por el cansancio. Me dirijo a la veterinaria. Debe estar por cerrar y solo he hablado con Eddie por teléfono un rato por la noche y otro por la mañana.

Lo primero que veo cuando llego es el letrero de cerrado. Estaciono y bajo, la puerta está cerrada pero no asegurada, basta con empujarla y se abre. Aunque puedo oler a Tarik aquí, el olor del lugar me relaja. Escucho a Eddie en la zona de atrás donde tienen a los animales que tienen que cuidar en la noche.

— ¿Rowan?

— tu sistema de alarma es deficiente, podría ser un ladrón que... ¡woaa! ¿¡Qué demonios!?— pocas cosas logran sorprenderme, Eddie se las arregla para encontrar nuevas formas— ¿Qué hago? ¿La quito? Podría... quizá con un equipo especial...— Eddie sonríe, y sé que no está en peligro.

— ¿llamar a protección animal? Creí que tú podías controlar situaciones así.

— es una maldita serpiente— una gran serpiente enroscada en uno de los brazos de Eddie, rodeándole un poco el cuello— esa cosa podría morderte, morirías envenenado— pone los ojos en blanco.

— es una boa, no tienen veneno así que no moriré envenenado por este pequeñín.

— ¡esa cosa es todo menos pequeña, Eddie!— Mi voz suena un poco más chillona de lo que quiero, pero ¡es una serpiente! Él resopla, divertido— va a asfixiarte. Se enredará en tu cuello y te asfixiará para comerte.

— Podría asfixiarme, sí, pero no es una anaconda, Rowan, no podría comerme aunque lo intentara. Además, no tiene fuerza para asfixiarme, está débil. La encontraron en una casa abandonada, en un terrario. Mañana llamare para saber si necesitan llevarla a otro lugar o la llevaran al zoológico.

— no puedo creerlo... un hombre lobo no es nada para ti ¿eh? Luchando con serpientes gigantes...

— no estoy...— parpadea, incrédulo— apenas tiene metro y medio, está débil y no está luchando ¿Por qué le temes? El pobre estuvo a punto de morir— Eddie, de pie en frente a las jaulas, con una serpiente enredada en su cuello es impactante— como sea, ¿Qué haces aquí?

— no quería ir a casa, estoy... ¿puedes guardar esa cosa, por favor?

— solo es una boa— sacude la cabeza, pero abre una de las jaulas...no es una jaula, parece más una transportadora con una luz tenue encendida— de cualquier modo, solo la dejo porque acabo de darle de comer y necesita reposo. Estará bien mañana, con agua y calor— la serpiente se desprende fácil de Eddie y la deja— entonces ¿Qué es lo que decías?

— no quería ir a casa... ¿Por qué estas atendiendo a una serpiente?

— deja de quejarte, solo es una serpiente. Por si no te ha quedado claro desde que me conoces, soy un veterinario especializado en especies exóticas. Aves, fauna silvestre y reptiles. La especialización en peces no la tengo completa... tenía que viajar mucho para ir a comprobar cetáceos. Tal vez algún día la complete y pueda atender a un tiburón... quita esa cara ¿Quién demonios tendría un tiburón de mascota? Además un tiburón no es un cetáceo.

— oh, dios, no puedo con esto— me doy la vuelta— serpientes, ballenas, tiburones... ¿con quién estoy saliendo? ¿Eres el doctor Dolittle?— murmuro, lo bastante audible para él. Salgo de allí y me dirijo a la puerta que lleva arriba. Le escucho cuando estoy en el sofá.

Lunas de enero (Lunas y lobos I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora