23.- Arder.

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El taxista parece aliviado cuando bajamos del auto. Me dice en voz baja el costo y le pago. Le dije la dirección de la clínica, pero a medio camino cambié de opinión. El edificio se alza frente a mí, y apenas estoy pensando en qué hacer cuando el auto de Fabien se detiene en la calle, un poco más delante de donde estaba el taxi.

— Conejito, estas molesto todavía— escucho un jadeo cuando mi codo le saca el aire.

— no me llames así. Y cuida tus palabras, mi amigo no sabe sobre esto, no hagas que me arrepienta— Tarik solo mueve las manos.

— ¡Eddie! ¿Qué paso? ¿Cómo está tu padre?— Fabien se apresura a estar junto a mí. No tiene ni diez minutos que le llame y ya está aquí.

— está bien, solo fue un susto.

— me alegra mucho saberlo, ya me habías dicho que estaba bien pero tu llamada...— suspiro.

— ¿podemos entrar?— Fabien sonríe y camina hacia dentro. Tarik nos sigue.

— estoy feliz de que regreses, estaba aburrido en la clínica. Claro que entiendo porque te fuiste, es importante estar con tu familia ¿comiste algo?

— no, la comida del autobús fue un asco.

— sí, tenía mal sabor— Fabien mira a Tarik. No sé cómo comenzar a ordenar mis pensamientos con todo lo que ha pasado. Siento que estoy a punto de ponerme a gritar, explotar contra lo primero que termine con mi paciencia.

— Fabien, él es Tarik, viene conmigo. Es amigo de la familia— mentiras y más mentiras. No conocía a Tarik hasta que llegue al hospital. Lo que le dije a Rowan no fue mentira, él se me acerco y me pregunto si era un hombre lobo: ver al hombre alto, rubio y de intensos ojos azules fue un shock. Aun no respondía y él ya se había dado cuenta de que no lo era y aunque fingí no saber de qué hablaba. Lo hice bien creo yo, hasta que me puso demasiado nervioso encontrándome cada que iba al hospital.

— Hola, gracias por dejarme entrar—Fabien solo sonríe.

— ¿Cómo fue el viaje?— un asco, quiero responder pero solo suspiro.

— un poco complicado. Supongo que llegar aquí ya es algo bueno— me encojo de hombros— ¿Cómo estuvieron las cosas por aquí?

— bastante bien, pude arreglármelas con la veterinaria.

— realmente tienes una veterinaria ¿eh? eso suena increíble ¿Cómo es? ¿Iremos allí?

— supongo... pero tú vas a encontrar donde quedarte y un trabajo, no pienses que solo darás vueltas a mi alrededor.

— lo hare, incluso envié solicitudes antes de venir— pensé que ya me había acostumbrado a las cosas extremas de los hombres lobo, por supuesto que eso no era verdad ¿en qué momento hizo eso? ¿Desde cuándo decidió que vendría conmigo?

— ¿en qué trabajas?— Fabien pregunta.

— educación especial. Trabajaba en un centro, frente al hospital. También estoy estudiando medicina porque quiero ser pediatra.

— Wow, te gustan los niños— Y Tarik sonríe.

— si— es como ver a un enorme perro meneando la cola por elogios. Pero fue precisamente eso lo que hizo que al final confiara en él, a él realmente le gustan los niños y su trabajo, entra al hospital sin problemas hasta ahora ¿Qué tan peligroso podría ser? Y claro fue una pregunta retórica porque sé muy bien lo peligroso que llegan a ser. Dejo que Tarik le hable del centro de educación especial y me concentro en beber la soda fría que Fabien nos trajo. Sabía que venir aquí con Tarik era una mala idea y no es que yo le pidiera venir o le insinuara que podía estar aquí, no. él solo apareció con sus cosas en la estación del autobús ¿Qué se supone que hiciera? ¿Quedarme allá? Se me escapa un gemido, y noto la mirada de Fabien. Fabien, quien es tan educado para no hacer ningún comentario.

Lunas de enero (Lunas y lobos I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora