Voleibol, Voleibol... Beisbol

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—¡Ohhh! —Sora gritó a la televisión, con sus ojos brillantes, producto de la exaltación venidera

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—¡Ohhh! —Sora gritó a la televisión, con sus ojos brillantes, producto de la exaltación venidera. Lo más chistoso y lindo para Tobio era que ni siquiera el niño de casi seis años se había sentado en uno de los sillones, si no que más bien estaba en el tapete de la sala donde Kazuya había comenzado a gatear.

Sora estaba viendo un partido deportivo con su familia. O más bien, los obligó a que lo vieran cuando lo encontraron por casualidad al buscar qué era lo que verían en la televisión.

Natsu rio con cierta suavidad ante el entusiasmo de su sobrino de en medio y se sentó a su lado. Sora con rapidez abrió más sus ojos, cuando una bola rápida llegó a manos del catcher.

No era un colocador, líbero, rematador o bloqueador...

Sí, era un catcher.

El partido que Sora Kageyama estaba viendo, como una traición a la familia, era de béisbol.

Sí, la preocupación actual de Kageyama Tobio, era que su segundo hijo no mostraba interés mayor en el voleibol al que sentía por el béisbol. Sus orbes azules rasgados vieron la figura de espaldas de su hijo sentado a unos centímetros de su cuerpo, y el movimiento de la pequeña cuna portátil que hacía con su mano para que el pequeño Kazuya se durmiera, era su único consuelo.

Hoy era el cumpleaños de Tobio Kageyama, Shoyo había preparado una pequeña celebración más personal y sólo estaban las dos familias. Tanaka y Nishinoya se habían ofrecido para que una semana después, la fiesta se hiciera más grande, afirmando que celebrarían el cumpleaños de Kiyoko, Tobio, Asahi y Hishou al mismo tiempo porque eran los que rondaban esas fechas.

Miwa estaba sentada en uno de los sillones donde sólo cabía una persona, abrigada de pies a cabeza aunque dentro de la casa todo fuera tan calentito. A ella no le importaba el partido que se desarrollaba en la televisivo o las dudas existenciales de su hermano menor porque uno de sus hijos no parecía amar el voleibol.

—¿Cómo se llama? ¿El que avienta la pelota? —soltó de su boca de pronto el pequeño Sora a su papá, señalando directamente la pantalla donde un hombre hacía una pose rara al levantar una de sus piernas antes de lanzar la pelota, haciendo un strike.

Tobio se sintió mareado, viendo como sus expectantes y grandes ojos azules lo miraban en un modo creciente de emoción. Y el adulto sólo pudo alzar sus hombros, siendo sincero en todo momento porque no tenía ni idea sobre las reglas de béisbol o el nombre de los jugadores... sólo tenía entendido que Shoyo Kageyama llegó a jugarlo una pequeña parte de su vida con sus amigos cuando iba en secundaria y primaria.

—El encargado de lanzar la pelota es el pitcher —intervino la voz de su abuela Kaede entrando a la sala tras haber salido de la cocina sin haber podido ayudar, por lo mucho que Shoyo celaba una olla de curry de cerdo—. El pitcher en su mayoría llega a ser la estrella y el punto de atención —contó la mujer adulta experta en deportes, dejando que sus oceánicos ojos azules se mezclaran con una complicidad venidera que ahora no sólo Sora la miró con emoción y alabanza, si no que también fue Natsu la que se emocionó.

Cinco Son Multitud ³ [KageHina Family] | En EdiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora