Sora, La Partida & Sus Padres

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—Soka-chan

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—Soka-chan... ¿qué estás haciendo? —contó el pequeño de siete años apenas llegó tras ser recibido por Tobio en la entrada. Sora ni siquiera le dirigió la mirada a su mejor amigo, y se enfocó en seguir coloreando lo que parecía ser una casa enorme.

—Estoy diseñando mi casa —manifestó con seguridad, sin titubear en algún momento y pasando con rapidez el color morado por las paredes dibujadas en papel.

El de ojos negros dio un pequeño parpadeo, acercándose hasta el de hebras alborotadas y se dedicó a contemplar como ya estaba casi terminado. Ahí, toda su curiosidad le ganó, y el pequeño Kageyama por fin le apartó la vista a su creación y observó al pequeño niño que llevaba pantalones cortos y una pequeña sudadera amarilla sentándose a su lado en la pequeña mesa en medio de la sala.

—¿Tu casa? ¿Te vas a mudar? —insistió el de cabello negro, permitiendo que Sora le extendiera una hoja blanca y pusiera en medio de los dos los crayones, lápices y colores que se necesitaban para dibujar.

—Me mudaré a esa casa cuando sea grande —aseguró con facilidad, dando una media sonrisa algo emocionada y dando paso a sus gestos inexpresivos de siempre después de que ésta desapareciera por completo.

—¿En serio? —Miyagi se notó interesado ante esa revelación tan magnífica de su compañero de juegos y Sora asintió casi a la par. Y aunque su dibujo no estaba completo, dejó de lado su color morado y lo tomó con ambas manos, queriendo enseñárselo.

—Mira, aquí está papá Shoyo y papá Tobio —dijo de forma breve, señalando en una esquina de la casa, los ya mencionados anteriormente hechos de palitos y circulitos. Tobio tenía la boca hecha un zigzag y Shoyo una gran sonrisa de oreja a oreja, no se podía ver porque no tenían manos, pero la unión de los palitos que simulaban ser sus brazos, estaban juntas en la punta. En medio de ambos había un corazón—. Y éstos son mis hermanos y yo. —Señaló con sus dedos los siguientes tres dibujos, de las versiones adultas de los tres hermanos. Por la mente de Miyagi al verlo, sólo cruzó la idea de que Sora quería ser más alto que todos, ya que había dibujado que Hishou y Kazuya le llegaban a la cintura, y el infantil Sora era tan enorme que casi llegaba a la altura de la casa dibujada—. Como yo seré muy alto, debe de ser una casa grande donde pueda entrar con facilidad —mostró pasando ahora a la enorme casa de un piso con una puerta enorme que se acoplaba a la gran estatura de su dibujo.

—Ohhhh... —Fue lo único que alcanzó a decir Miyagi, teniendo un extraño brillo en sus orbes al sentir que admiraba demasiado a Sora: ¡era increíble! ¡Incluso ya miraba hacia el futuro!

—También puedes vivir con nosotros si quieres, Miyagi-kun —invitó el pequeño de ojos azules, decidido ante esa realidad y viendo al entusiasmado susodicho por tal revelación.

—¿En serio?

—Sí, haremos la casa más grande, para que quepa todo el mundo —murmuró, contando su plan y tomando como consideración la idea de meter a más gente en esa casa—. También creo que vivirán aquí Ryusei, Tsukishima y Tadashi. Tal vez mi abuela Hana, mi abuela Kaede, mi abuelo Kosuke y el papá de mi papá Shoyo lo encontraré para que viva con nosotros. A mis tías Miwa y Natsu les gustará también vivir juntas.

Cinco Son Multitud ³ [KageHina Family] | En EdiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora