Álbum De Recuerdos: Propuesta De Matrimonio

797 132 198
                                    

Cuando Hinata regresó de Brasil, no fue un secreto que Tobio se sintió satisfecho, porque la mayor parte del día se la pasaron pegados

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Cuando Hinata regresó de Brasil, no fue un secreto que Tobio se sintió satisfecho, porque la mayor parte del día se la pasaron pegados. Incluso cuando éste fue a visitar a su hermana y madre a su casa, Kageyama fue con él.

Hinata rodeaba con sus brazos su cuerpo y le llenaba toda la cara de besos, y Tobio, con la curva delatora y la calidez que sentía al estar recargado de su pecho, lo incentivaron a avanzar en sus planes que tenía para esa semana.

Esa mañana, el segundo día en que Shoyo había llegado a Japón, Tobio había salido más temprano de lo normal, parándose de la cama con cuidado de no despertarlo y saliendo del departamento a correr como era su costumbre.

Al llegar a casa, con la exhalación golpeando su cuerpo por el diario frío y abrigado con su ropa deportiva, subió por las escaleras de los cuartos departamentales. Su pequeño hogar temporal estaba en el segundo piso, era el penúltimo de la fila, el 101. La puerta era alta, casi justa a su altura, de color blanca y con perilla dorada.

Tomó un pequeño respiro y dejó que los nervios lo llenaran con fuerza, esperando que Hinata no se haya despertado todavía y empezara a husmear por la casa. Si abría el refrigerador y encontraba el pastel de chocolate que le había hecho y se lo comía, sería un problema si encontrara lo que estaba enterrado entre el esponjoso pan.

—Estoy en casa —comentó en un tono de voz bajo, al abrir la puerta y entrar con sigilo. Apenas la cerró, el aire frío de afuera se deshizo por el lugar calentito donde los dos se encontraban, e hizo más pronunciado el perceptible aroma a arroz cocido con huevo.

—¡Bienvenido a casa, Kageyama! —La voz de Shoyo en la cocina lo hizo sentirse flotando, disfrutando demasiado la idea de tenerlo de regreso y que vivieran juntos. Pero, su nube de felicidad no le duró mucho, porque sus neuronas conectaron...

¡En la cocina estaba el refrigerador! ¡Su pastel!

Kageyama entró en pánico de manera inevitable, casi sin querer, teniendo una oleada de nervios azotando cada parte de su cuerpo y con un temblor certero que lo orilló a cambiarse los zapatos más rápido por los de interiores.

—Estaba haciendo el desayuno, y creo que salió mejor de lo esperado —habló Shoyo entre risas y con una extraña calma, mientras Tobio batallaba porque su pie no entraba bien en su zapato, que terminó dejando todo a medias sólo para salir corriendo hacia la cocina.

La cocina conectaba con el pequeño comedor, por lo que no tenía puerta. Así Kageyama pudo notar más rápido la figura de Hinata tras correr por el pasillo principal y tomar la segunda puerta que conducía al comedor.

Ahí se encontró a Shoyo, con un delantal naranja ceñido a su buen físico, usando unos shorts de color naranja que eran parte de su pijama, y una camisa larga de color negra que pertenecía a Kageyama. Una imagen hermosa a vista de Tobio, quien por fin pudo apartar la vista al querer tomar aire, dando un respiró y mirando en dirección a la pequeña mesa para cuatro, donde ya había un plato con arroz, un huevo estrellado en la parte de arriba y un vaso de leche muy lleno. Shoyo había mejorado su cocina un poco al estar en Brasil.

Cinco Son Multitud ³ [KageHina Family] | En EdiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora