Capítulo 21*

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Fiorella.

Dos horas llevaba sentada en las escaleras, esperando a que Angelique apareciera. La abuela estaba en su recamara durmiendo plácidamente, ni siquiera se había inquietado por su nieta. Solo me salió con un ''debe estar con una amiga o UN amigo, dejémosla ser''. Ya entendía porque los niños siempre preferían a las abuelas, yo también quería una así de encubridora.

La lluvia apenas había cesado, había caído una tormenta que me había puesto los pelos de punta, y la cual me tenía más nerviosa por la impuntualidad de Angelique.

¿Y si le había sucedido algo por el camino? ¿Se habría quedado atrapada en algún sitio esperando a que serenara? Ya había pasado demasiado tiempo.

Estaba pensado seriamente en salir a buscarla por los alrededores, cuando la puerta principal se abrió, dejando a la vista su figura.

—¡Dios mío Fiorella! — dijo sobresaltada —A este paso moriré joven por tu culpa.

—¿Dónde andabas? yo soy la que morirá joven debido a la preocupación que me causas —reproché, al mismo tiempo aliviada por saber que estaba bien.

—¡Estaba lloviendo!

—Sí, pero ¿Dónde estabas, o con quién? Es muy tarde.

Angelique me miro desconcertada por el atrevimiento de mi pregunta, pero no podía reprimir nada, no ahora.

—¿Qué es lo qué...?

—Estabas con el ¿no es así?—acusé. Abrió y cerró la boca como un pez.— Con el joven Danielle.

—Bueno yo...

—¿Sí o no?

—¡Sí!—confirmó —¿Cuál es tu bendito problema con eso? ¿y por qué me hablas en ese tono?

Reí sin gracia.

—Habíamos hablado de esto Angelique. Dijiste que no pondrías en riesgo tu matrimonio, ¿ya te has echado para atrás? ¿Qué le dirás al señor Louise cuando lo veas eh?

—¿Pero qué es lo que te sucede a ti? —me miro estupefacta- lo que yo haga o no, no te incumbe.

—¡Me incumbe porque me importas! ¿Te estás dando cuenta del error que estas cometiendo? Tienes tiempo de remediarlo antes de que las cosas se salgan de control, pero no, tú prefieres jugar a los noviecitos ¡como si tuvieras quince años!

—¡Ya veré que hago con eso!—masculló.

—¿Y qué harás? ¿Te escaparas con él, y fingirán ser una pareja feliz?— solté con ironía. Angelique no respondió, sin embargo parpadeo un par de veces como si se estuviera pensando que la idea no era tan descabellada como sonaba.

—¡No puede ser! ¿Te lo esas pensado Angelique? — pregunté con horror acercándome más a ella, no respondió—¿De verdad? ¿Crees que serás feliz?, pues déjame darte una pista sobre eso y es un NO.

>> Ese hombre no podrá darte la vida que quieres o mereces. Vivirás en una maldita casa con paredes llenas de grietas y suciedad, con goteras por todos lados. ¿De que vivirán? ¿Seguirá trabajando en esa mierda mientras está contigo?

Seguramente te llene de hijos, de muchos, porque total, la que los parirás ¡serás tú! Y no solo eso, vivirías llena de mentiras, rodeada de infidelidades, porque eso es lo que te dará, ¿Qué te puedes esperas de un gigoló? Lo perdonaras y luego él se perderá en el alcohol y te tratará como el alcohol lo hace verte, o como quizá con el tiempo piense que eres ¡como una zorra! Y....

Un fuerte sonido de un golpe seco y un ardor en mi mejilla me habían interrumpido. Angelique me había abofeteado. Había sido tan fuerte que volteo mi rostro haciendo que a su vez el moño que traía hecho se me soltara, dejando mi cabello caer sobre mi hombro y parte de mi espalda. Dejando una pequeña molestia en mi cuello al mismo tiempo.

El Gigoló FrancésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora