Epilogo

38 0 0
                                    


Ojala pudiera decirles que la esta historia se tornó de color rosa. Que la lluvia ceso y la marea se apaciguo, que el arcoíris apareció y el rugido del viento se calmó. Pero no, no fue así. Al menos no para todos.

Danielle, quien después de varios días encerrados en su recamara, decidió hacerle caso a las palabras de Fiorella.

Antes de volver a Londres, este visitó la tumba de su ahora difunta amada. La cual se encontraba justo al lado de la de su marido.

Llevo flores consigo, pero no cualquier flor. Esta flor siempre había representado a la joven chica; rosas. Pero no me refiero a cualquier rosa, no llevó rosas blancas, ni amarillas o rosadas. Llevó rosas marchitadas. Para el, esas rosas la representaban. Porque Angelique se convertido en una rosa marchitada.

No odió a Louise, ni le echo la culpa de lo que había sucedido. Pues había sido víctima de un hechizo, así como él.

Sin más se despidió y se marchó.

Sus días no fueron del todo negros, pero tampoco llegaron a asemejarse a un blanco puro. Fueron grises, un gris opaco y claramente triste.

Ninguna otra mujer llamó su interés, si antes era un amargado, se podrán imaginar cómo es ahora. Antes de volver a Francia su corazón estaba roto, pero ahora este está podrido y marchito. Sin ganas de arreglarlo o purificarlo, Danielle, se enfocó en su trabajo. Quien se convertiría en un mediocre consuelo.

Danielle comenzó a trabajar con los De'lacrousse—Andrew y padre— con quienes creció y se formó. El joven tuvo tanto éxito que rápidamente fue recomendado y buscado.

Logró tanto que pudo abrirse paso por si solo. Siempre agradecido con sus compañeros y mentores.

Pocos años después, pudo hacerse un trabajo para sí mismo. Junto con la ayuda de su buen amigo Andrew, construyeron una pequeña pero no tan simple edificación. Que pronto se convertiría en una especie de galería.

Andrew, al fin había regresado al mundo de los poetas. Ese que su padre le había prohibido volver hasta culminar su carrera. Redactando y enviando poemas a quienes lo inspiraban.

Por otro lado, la joven mucama también trató de dedicarse a aquello que tanto le gustaba; la literatura.

Fiorella había escrito y escrito muchas historias, pero ninguna había obtenido tanto desarrollo como esta última. La cual fue basada en los relatos que su fiel amiga Angelique, le brindó. Estos, junto a un diario de la misma que consiguió poco después, la ayudaron a culminar la triste historia. Siendo su amiga la misma protagonista.

Llevó su cuadernillo como borrador a muchas editoriales, pero, todos aquellos, dueños, editores y directores—todos hombres— la rechazaron. Diciendo que su historia era aburrida, y que influenciaba a las mujeres a hacer aquello que no debían.

Sin embargo, no descanso ni se rindió. Encontró una editorial, no tan grande como las anteriores, pero editorial al fin.

La dueña de esta se enamoró inmediatamente de la historia, y no solo de ella, sino también de la autora. Así que no pensó mucho en publicarla. Lo que Fiorella no se imaginó fue que esta tuviera tantas compras y éxito a su vez.

Todos querían comprar y leer el Gigoló francés.

Poco tiempo después, la joven y Danielle se reencontraron. La galería del joven estuvo terminada y también nombrada.

Monangelik, era el nombre que había optado. Una combinación de la falsa identidad y el nombre real, de aquella persona que ambos habían querido tanto.

Danielle se alegró del éxito de Fiorella, y Fiorella se alegró de la de él. Juntos llenaron aquella galería nada más y nada menos que con las esplendidas pinturas, creadas por Angelique. Después de todo había sido creada en su nombre.

No había sido difícil convencer a Celine que donara las suyas también, luego de que la culpa fluyera por sus venas.

Juntos con aquellas pinturas, también reposaba la máscara/antifaz que la chica siempre portaba.

Fue visitada por muchas personas. Pero, más que todo por aquellos lectores a quienes su historia les había llegado y de la cual un fragmento de ella había conservado.

Asombrados y curiosos por saber más de la chica visitaron y llenaron el lugar muchas veces. Ninguna pieza fue vendida o adquirida.

Angelique había logrado lo que siempre había querido. Ser reconocida por su arte. Incluso, más allá de la muerte, tal como le había dicho su padre.

Su abuela había muerto de un infarto poco después de su muerte, no pudo con la tristeza y las discusiones que tenía constantemente con su hija—la madre de Angelique— a quien tanto a ella como al padre de esta el luto le duro muy poco.

Celine, a pesar de ser joven. La soledad la golpeo tanto, que su rostro envejeció, como si hubieran pasado diez años en un parpadeo. Ahogándose en dinero, sin saber qué hacer con él.

Daniella, pronto se mudaría a Londres junto a Danielle. Dejando a su querida madre con la compañía de tía Kaitlyn.

Tal vez ella seria de gran ayuda para el corazón roto de su hermano, tal vez también seria quien domara el corazón de un chico bastante cercano, uno al que le decían ''el poeta enamorado''.

El Gigoló FrancésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora