Un extra corto de un año después de la boda de Angelique y Louise...
Me levanto y la observo. Esta desnuda, estamos desnudos debido a la noche anterior. Esta recostada sobre nuestra cama, en un sueño pacifico. Rodeada de sabanillas blancas, con su cabello negro como la noche esparcido sobre estas.
La luz mañanera del sol entra por nuestra ventana, acariciando su piel aterciopelada. Es tan hermosa, de todas las maneras posibles.
Suspira entre sueños mientras observo su belleza. Soy afortunado de tenerla. Me siento como un pirata que ha encontrado su tesoro, la euforia de tenerlo me sobrepasa.
Tomo su mano y la beso, voy esparciendo besos desde su brazo hasta su hombro. Ronronea.
—Es muy temprano...—dice en voz adormilada.
—¿Ese sol te parece de muy temprano? —sonríe.
—Ven aquí—se recuesta boca arriba, dejándome acceso libre para posicionarme sobre ella.
Así terminan nuestras noches y empiezan nuestras mañanas. La he almadeado a mis necesidades, y yo a las suyas.
Beso su cuello, es su punto débil. Adora que lo haga. Ronronea mientras lo hago, regalándome una sonrisita perezosa.
Su piel está caliente aun, y tiene pequeñas marcas de las sabanas sobre esta. Lo que quiere decir que estuvo muy cansada.
Me adentro lentamente en ella. Estar así con ella es extraordinario. Estar dentro de ella es como sumérgeme en un universo alterno.
Me muevo lentamente, mientras que sus jadeos van tomando forma.
—Louise...—dice abriendo sus soñolientos ojos.
—¿Si?
Enrolla sus piernas sobre mi cintura, clavando sus talones en mis glúteos. Le doy lo quiere. Me muevo más rápido mientras que con sus brazos se aferra a mi espalda.
Al terminar suelto algo parecido a un gruñido. Y me siento, aun con sus piernas enrolladas. Ella también se sienta y me sonríe, acariciando mi cabello. Esta largo, pero a ella le gusta así, le gusta enredar sus dedos con él.
—¿No podemos seguir un rato más?
Niego riendo—Se me hará tarde—hace un puchero.
Le doy un beso en la comisura de su boca.
—Te amo.
—Lo sé—me sonríe.
—También sabes que eres mi vida ¿no?
Voltea los ojos riendo.
—Estoy segura d que si yo muriera, rápidamente conseguirías a alguien para cortejar. Eres muy guapo, será muy fácil.
—No. Probablemente si tú murieras yo moriría contigo.
Niega riendo.
—No digas tonterías.
Le sonrio. A pesar de saber que no son tonterías. No sabía cómo vivir una vida sin ella a mi lado.
—Es cierto.
—Entonces...demuéstramelo—cubre su boca con la mía, atrayéndome hacia a ella nuevamente. Es una manipuladora, sin embargo le doy lo que quiere.
ESTÁS LEYENDO
El Gigoló Francés
RomancePensaba que era cómodamente felíz, con un buen esposo, un hermoso hogar y un buen estatus. Pero ese pensamiento se desvaneció cuando conocí al Gigoló Francés. Quien me llevó por el camino de la tentación, ahora yo me pregunto ¿tendrá este salida?