Capítulo 23

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Angelique.

Aturdida y confundida me sentía luego de la confesión que Danielle había dado ayer.

—¿Y le dijiste que también sientes lo mismo?

Me preguntó Fiorella luego de contarle lo acontecido de ese día. Había estado reacia a cualquier tema que se relacionara con Danielle. Pero cuando me vio pálida y con cara de susto, no pensó dos veces en preguntar qué pasaba y luego de eso escucharme.

Le había contado todo con lujo de detalles, desde el tono de voz hasta su expresión al gesticular cada palabra. Ella al igual que yo se sorprendió y soltó un: ''Es una declaración que no puede tomarse a la ligera Angelique. Menos si lo dijo con tanta sinceridad. Debes hablar con el''

Lo sabía, sabía que debía hablar con él, no podía postergar más la conversación, ya había pasado un día entero. Lo que no sabía era que iba a decirle exactamente.

Fiorella me había dejado helada con sus palabras.

''Podrás mentirte incluso a ti misma, pero no a mí. Y con toda mi seguridad puedo decir y afirmar que estas igual de enamorada que él.''

¿Sería eso cierto? ¿Estaba enamorada de Danielle? No lo sabía, nunca lo he estado. Pero si sabía que el sentimiento era más fuerte que cualquier otro que hubiera sentido por otra persona, incluso de Louise.

Estaba claro que debía hablar con él y ordenar mi mente. Así que iría a ese lugar donde podría hacer las dos cosas al mismo tiempo: La colina perdida.

***

Llevaba una media hora allí sentada, era bastante temprano. El sol aún seguía intenso. Así que me escondía de los rayos de este bajo un árbol cerca de aquella cabaña abandonada en la que habíamos estado anteriormente.

La suave brisa acariciaba mi rostro refrescándolo. Recosté mi espalda sobre el áspero tronco, ordenando uno y cada uno de mis rebeldes pensamientos.

Eternos minutos pasaron para mí. Creyendo que mi viaje había sido en vano suspiré. Al menos ya el sol no estaba tan intenso.

—Supongo que te has apropiado de mi tranquilo escondite—comentó una voz a mis espaldas. No tenía la necesidad de voltearme para saber de quien se trataba.

—Necesitaba despejar mi mente.

—Seguro. Ese es su propósito— respondió sentándose junto a mí. Ni tan cerca ni tan lejos. Lo adecuado.

Nos quedamos en un cómodo silencio mirando los pájaros volar por el cielo azul. Buscando un lugar donde pasar la noche, supongo.

Danielle estaba sentado con sus rodillas flexionadas y sus antebrazos apoyados en estas. Su cabello estaba más largo de lo normal, danzando con la brisa que chocaba con él. Tenía la mirada perdida en la vista del pueblo, mientras que la mía navegaba en él.

—¿Era cierto? —pregunte de repente.

Frunció el ceño, pero luego lo suavizo al comprender de que estaba hablando. Asintió.

—Totalmente. Todo lo que te dije ayer era cierto. Creo que nunca he sido tan sincero en mi vida como lo fui el día de ayer.

Aparte mi vista, sintiendo el rubor llegar a mis mejillas.

>>Puedo retractarme de ello si no estás comoda con eso.

—Lo estoy—alzó una ceja—Quiero decir, el sentimiento es mutuo Danielle. Pero aun así no puedo negar que siento miedo de él.

El Gigoló FrancésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora