—Bebé... Te voy a extrañar... —al mencionar eso, abrace a mi novio, será extraño no tenerlo cerca todos los días...
—yo también te extrañare... Pero, no será por mucho tiempo, te alcanzare en unas semanas... —sonrió, eso me confundió bastante.
—¿de qué hablas? —me miró, como si estuviera por contarme la noticia del año —¡no me digas! ¿Te dieron la...? —al instante asintió sonriendo.
Procedí a abrazarlo con más ganas.
Cuando Max se enteró, que me mudaría a una ciudad no tan cercana como para visitarnos, decidió tramitar una beca escolar, para que lo transfieran a la escuela a la que yo entrare al mudarme.
—así que, ¡solo tendrás que esperar unas semanas para que este contigo!
Estaba feliz por él, es decir, una beca es bastante difícil de obtener, pero que cambie de escuela, solo para estar conmigo. Pensarlo demasiado me incómoda un poco.
Esa tarde, después de la escuela. Me encontraba empacando mis cosas, no tarda en llegar el camión de mudanza.
Esto lo hacía mientras hablaba por teléfono, con mi mejor amiga, Madisson.—Será un viaje largo, y no sé si valdrá la pena...—dije a través del micrófono.
—Esperemos que si... ¡Y mira el lado bueno! Volveremos a vernos después de mucho tiempo ¡creo que la última vez que te vi, fue en Navidad! —la escuché chillar.
—ya te extraño, y también a Sebas. Por cierto, ¿Cómo va todo por allá? —mencione mientras cerraba una caja de mudanza.
—bien, creo... Ayer conocí a un chico nuevo, es un amigo de Sebas, ¡Me comentó que se conocen desde pequeños!
—¿y por qué no nos contó sobre él? —dije atenta a oír lo que contaba Madisson.
—no tengo idea, aparentemente, no es un chico normal, como todos los adolescentes, pero, yo lo vi muy normal. ¡Incluso, intento coquetear conmigo! —me asombre al oír eso.
—¿y, no le dieron celos a Sebas? —sonreí en cuanto termine de hablar, y puedo jurar que la cara de Madisson se coloreaba de rojo.
—¿Por qué lo haría? ¡Solo somos amigos! —que ingenua es mi querida y un poco retrasada amiga.
—bueno, ¡si tú te quieres engañar! —aunque no lo vio, me alce de hombros, en señal de: "pues ya que, no puedo hacer más".
Alguien tocó la puerta y me gire para ver quién era.
—oye, te llamo después ¡la mudanza me tiene alterada! —dije quitando cosas del piso, para poder ir a abrir la puerta.
—sí, no te preocupes, avísame cuando estés aquí, ¡para ir a visitarte! —colgó el teléfono, y eso fue muy bueno para mí, lo dejé sobre una caja y fui a abrir la puerta.
Al abrir, una figura alta, me tomó en brazos, como si yo fuera un bebé recién nacido.
—¡enanita de mi vida! —reconocí la voz del idiota que me asfixiaba, con su intento de abrazo. —¡Pequeña de mi corazón!
Se trataba de Daniel, somos amigos desde... ¡Desde siempre! No recuerdo cuando nos conocimos, fue hace mucho tiempo.
—¡déjame idiota! Me asfixias —grite dándole manotazos intentando que me soltara.
—¡como diga el minion! —abrió sus brazos, haciendo que yo cayera al suelo, estrellando mi pequeño trasero contra el piso. Aunque note sus ganas de carcajearse de mi caída, mi mirada juzgona se lo impidió.
—¡idiota! —murmure, me levante como pude, y seguí ordenando mis cosas, ignorando su presencia.
—¡tú dijiste que te dejara! —alzó las manos en señal de rendición.
—sí, te pedí que me dejaras, no que me tiraras al piso. ¡Como si yo fuera un costal de papas! —respondí.—bueno, lo del costal lo dejaremos para otra ocasión. No venía a discutir sobre papas. Venía a despedirme —me gire en su dirección, más despedidas.
Demonios...
—¡ya no quiero más despedidas! —me recargue en su torso —y menos de ti, tonto.
—tranquila minion, te iré a visitar, en cuanto comience en verano, y si no mal recuerdo, volverás a ver a Madi, no se ven... ¡Creo que desde navidad!
—pero...
—¡sin peros! Hoy no quiero a doña quejumbrosa, ¡tu madre me llamo, para que te ayude a llevar tus cosas al camión de mudanza!
—ósea, que en esta casa, ¡solo se te ocupa como burro de carga! —reí al ver cómo le costaba cargar dos cajas. Eran de las más pesadas —¿Qué mierda llevas aquí? ¡Pesa, como si quisieras llevarte un yunque contigo! —solo las arrastró 2 segundos y ya empezó a sudar.
—mis instrumentos, mi guitarra, el teclado... —me senté en la cama, a observar cómo intentaba mover una de las cajas.
—¿y no puedes comprar unos en la nueva ciudad? ¿Por qué tienes que llevarlos?
—son especiales, me los regalo mi abuelo. —sonreí al recordar cuando mi abuelo me los obsequio.
Hace unos meses falleció y le heredó a mi madre una suma de dinero considerable, adicional a la propiedad donde ella se crío.
Mis padres se separaron casi al mismo tiempo que el abuelo falleció. Y mamá cree que nos hará bien mudarnos a la cuidad donde creció.—Para que solo se estén cubriendo de polvo. ¡Nunca te he visto usarlos! —murmuro Daniel, yo solo lo mire mal.
—que no me veas usarlos, no quiere decir que no lo hago.
—¡como quieras! —siguió empujando una caja, para llevarla al camión de mudanza, escuche que llegó hace unos minutos, pero estaba demasiado ocupada hablando con el señor idiota.
Terminé de guardar lo que me faltaba, para solo bajar las cajas y guardarlas.
Cuando terminamos de guardar todo, subí al auto de mamá, el viaje sería por carretera, ocho malditas horas de viaje, sin contar las paradas en centros comerciales para ir al baño...
Resignada a la muerte de mi espalda, empezamos el viaje, mientras el camión de mudanza iba detrás del auto.
Decidí ponerme los audífonos, será difícil intentar encajar como “chica nueva”, aunque no es así,
Lo bueno es que tengo a Madisson y a Sebas...
Una nueva ciudad, una nueva casa, ¿Qué podría salir mal? Todo lo que pueda salir mal, saldrá mal...¡Me siento tan pesimista!
XxXxX
¡Ya comenzamos esta nueva historia!
¡Qué emoción!
Gracias por la oportunidad de que lean mi novela, para mi significa mucho. ♡
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Casette Sobre Casette #PGP2024
Storie d'amore¿Cuántas posibilidades hay de enamorarse de la misma persona en más de una ocasión? Si en verdad estamos enamorados, ¿Eso sería posible? Si no se logra, entonces, ¿Jamás hubo amor verdadero? Emma Black, conoció a Aleck White y ambos comenzaron a o...